salir de la zona de confort está claro que es lo que nos hace progresar, pero no por ello veo en el vuelco en sí aprendizaje, sino una situación que es bueno conocer para no caer en pánico. Hacer que el vuelco sea parte de nuestra zona de confort donde tenemos todo bajo control sí puede ser interesante. Mantener la calma, coger aire antes del vuelco para aguantar mientras decidimos cómo salir, mantener la pala para intentar un esquimo o tirar del cubre y que sea lo que Dios quiera... Pero siempre cuando en el vuelco todavía tengamos opciones. Entonces corrijo mi comentario de antes y no diré caerme de la moto, sino derrapar. Si derrapas sin querer ni saber, el susto está asegurado. Si derrapas a propósito, puede ser hasta muy divertido.
Yo no es que tenga un gran catálogo de accidentes en moto. Hasta casi los 49 años sólo me había roto un escafoides (aunque 2 veces el mismo), un huesecillo como un dado de parchís. Tras más de 600.000 kms a mis espaldas, un día casi me mato y me rompí 14 huesos haciendo algo que sabía hacer perfectamente pero ese día no pude hacerlo -y mira que le puse empeño, pero no salió-. A lo que voy es que hay que estar preparado para lo que pueda venir y meternos en el mar siempre dentro de nuestras capacidades, pero no siempre tienes todos los ases. El mar es lo que tiene, que de repente te manda una ola tonta y te vuelca sin previo aviso. O te manda 100 seguidas tras un cambio de condiciones y no das para tanto. O te pilla al final de la jornada con las fuerzas ya menguadas y lo que sabes hacer no tienes fuerzas para hacerlo. Puede pasar de todo.
Sin embargo aquí estamos, jugando con esas variables, intentando mejorar, adoptando nuevos recursos y curioseando y practicando para que esas condiciones que antes nos imponían, ahora sean una oportunidad más de diversión.