Javier: Te contesto a lo que me preguntas.
Yo salí del último refugio 6 horas más tarde de lo normal, que es a las 12 de la noche. Salí con un frontal en la cabeza, con mucho frío. Tuve miedo. Me acompañaba un ayudante del jefe de expedición. Minutos antes de que saliera el sol, ya más arriba, cuando arreciaba el frío, quise volverme atrás porque soi un cagueta. Pero decidí continuar. Superado ese momento, experimenté una de las cosas más bonitas de mi vida. A medida que subía, me encontraba cada vez mejor. Estaba adelantando a la gente que había salido 6 horas más tarde, y yo estaba en inferioridad de condiciones. A medida que me iba emocionando el ritmo aumentaba. Una larga cola de montañeros (12 bajo cero) estaba llegando a la cima y por su lado izquierdo vieron pasar un cuerpo blanquecino. No le hicieron caso. El mal de altura les estaba jugando una mala pasada. Me hice unas fotos y me marché para abajo corriendo.