Hola a todos,
El pasado agosto hice una travesía en kayak por Cerdeña… Van tres veranos que tengo la suerte de explorar algunas de las mejores islas de Mediterráneo, junto a Edu Lorca, el intrépido palista de Cabo Cope... Salve, Johnny!
Una vez de vuelta, me parece justo relatar algunas impresiones, no tanto para el foro, sino como pequeño homenaje a la belleza de la isla, a la hospitalidad de su gente y al espíritu de aventura. Así que, sin demasiados datos, ni muchas palabras, (solo las necesarias y sinceras)… permitidme que empiece. Aunque no sea Groenlandia, ni se vean Auroras, tambien estáis invitados a seguirnos…
Embarcamos en Barcelona, la tarde del 30 de julio, con destino a Porto Torres, en pleno Golfo de Asinara. De ese día, recuerdo el festival de lluvia y viento que se montó en cinco minutos, justo al llegar al puerto catalán. Un atípico julio se despedía de esta manera. ¿Qué pasaría si de repente algo parecido se montara en plena travesía…?
El ferry llega a su destino con retraso. Estibamos, foto de rigor y sobre las 14 horas del día 31 dio comienzo nuestra aventura…Desde la playa urbana de Porto Torres, rumbo Este, empujados por el viento de poniente y sin tomar siquiera, una cerveza de bienvenida.
Durante más de 16 días avanzamos con nuestros kayaks por una costa increíblemente diversa en sus paisajes. Cruzamos al archipiélago de la Maddalena, sorteamos la mayor concentración de yates de lujo del Mediterraneo, conocimos al rey de Tavolara, jugamos a Murra, bebimos Mirto; de nuestra dieta, sustituimos el agua por Ichnusa , cenamos pecorina con los pastores de Pau, dormimos rodeados de cinghiali, salimos de fiesta con moteros manchegos y soportamos los rigores de una vida salvaje.
Fueron 700 km de experiencias en una isla llena de historia, de gente sencilla y de alguna forma tambien eterna. Ningún contratiempo que nos hiciese cambiar los planes. Un viaje donde aprendimos a formar equipo, a tomar decisiones, a desconectar y también, un poco de italiano.
Aunque no era nuestro propósito inicial rodear la isla, creo sinceramente que hubiéramos podido hacerlo. En esos 16 días llegamos del tirón hasta Cágliari, en el extremo sur de Cerdeña. Acordamos que desde allí, volveríamos a por el coche de Edu y el resto del tiempo, hasta completar el mes, palearíamos por zonas concretas del resto de la isla.
En realidad, sentíamos curiosidad por conocer el interior, y para eso necesitábamos movernos con el coche, de otra manera…
Un par de anécdotas: En la ultima etapa de paleo, de camino a la capital por la gran bahía del Gofo de Cagliari, nos dábamos cuenta que dejar las piraguas en una ciudad tan grande iba a resultar un problema, pero otra vez, la suerte se puso de nuestro lado y directamente fuimos, como guiados, al lugar donde acogieron a nuestros kayaks.
En Marina Piccola, un pequeño puerto deportivo en el centro de Cagliari, conocimos a Pino Piras, un piragüista, piloto de Harley y miembro del club de Kayaks de Cagliari. Amablemente se ofreció para hablar con Roberto, el presidente del club y explicarle nuestra situación. Un poco impresionado por la aventura, Roberto se acercó para conocernos y enseguida nos ofreció sus instalaciones para asearnos y guardar nuestras piraguas.
Roberto está muy interesado en la actividad de los clubes españoles. Al margen de federaciones, su club quiere conectar con otros, para intercambio de destinos. Ofrece furgoneta y kayaks, para los que estéis interesados. Insisto: Ofrece la posibilidad de viajar sin kayak, a una isla con playas perfectas y acogidos por un club local. Es el futuro.
Aquellos clubs que podáis ofrecer algo parecido, tenéis la oportunidad de incluir en vuestro programa un destino internacional. Me pidió que os pasara los datos de su club, por si queréis poneros en contacto con ellos.
Sr. ROBERTO CAREDDA
REMO E PAGAIA CLUB CAGLIARI
MARINA PICCOLA CAGLIARI
REMOEPAGAIACLUBCAGLIARI@YAHOO.IT
Gracias por todo, amigos. Espero que pronto volvamos a vernos por aquí.
Desde la capital, es fácil conectarse con cualquier punto de la isla. Elegimos el tren y esa misma tarde llegamos a Porto Torres, recogimos el coche y empezó otro viaje, donde se alternaba la costa con el interior.
Descansamos un día en el camping cercano a Pula y desde allí, planeamos nuevas travesías.
Todos decían que la costa Oeste de la isla era más salvaje y arriesgada que la otra, así que ahora, íbamos con un poco más de cuidado, atentos a que el Mistral no nos sorprendiera en plena travesía.
Con buena previsión decidimos recorrer parte de la península de Sant Antíoco y cruzar desde Calasetta hasta la Isola de San Pietro. Allí se habla el ligur, un dialecto sardo. Las playas de San Pietro son pequeñas pero sus acantilados, imponentes.
Los días que no acampamos en las calas, tuvimos que hacerlo cerca del coche. Ahora que lo pienso, dormir sin el arrullo de las olas, servir de cena a los mosquitos y la sobredosis de sol durante el paleo, fueron las cosas más incómodas de todo el viaje.
De la zona interior, visitamos algunos pequeños pueblos de la provincia de Oristano. En Pau, los minerales de obsidiana abundaban como las conchas en una playa. Allí conocimos a Antonino, un pastor que nos invito a cenar en la casa de su hijo. Esa noche disfrutamos de autentica comida sarda. Sentados en una gran mesa, bajo un árbol, entre un montón de amigos de su hijo Stefano , nos dieron a probar un estupendo guiso de cordero. Para cenar, todos utilizabas sus propias navajas y por supuesto, se acabó hablando mal del Gobierno romano. Sus quesos, sus vinos, sus conservas, todo casero y realmente exquisito... También a ellos les encantaba trombar (eso decían), sobre todo al Financiero… (¡Saravhá!).
Otro día, quedamos con Pino, el piragüista, y fuimos a navegar por el lago de Mulargia. La idea era que después, nos llevara a probar un autentico maiale sardo (cochinillo a la brasa), pero al final acabamos conociendo la cultura nuragica y visitando en Siddi la extraña tumba del Orko, tomba di giganti Sa Domu 'e S'Orku.
De allí, saltamos a Oristano, que acababa de celebrar su Feria de la Botarga (que es como nuestra hueva de mújol). Llegamos tarde a la feria pero a tiempo de nuevas sorpresas.
En Torre Grande, esa mañana el mistral soplaba fuerte y se nos ocurrió alquilar un catamarán para disfrutar de la bahía. Resultó que la escuela de vela Eolo, donde alquilamos, la llevaba Andrea, un tipo divertido, que había hecho su Erasmus en Murcia… Nos contó que en su último día de aventura murciana, quiso tatuarse la bandera regional, pero que no le dio el presupuesto y se quedó con las ganas. Eternamente, Murcia en su recuerdo. Gracioso, ¿no?
Con Andrea y su catamarán, pasamos un rato muy divertido y en su escuela pudimos aparcar las piraguas un par de días, que aprovechamos para hacer otras excursiones.
Es alucinante la similitud del carácter sardo con el mediterráneo español. A todos, les encantaba España. Lo primero que conocen del país que durante 400 años fue su metrópoli, es Cataluña, después Andalucía o Castilla… Lo cierto, es que en muchos lugares tuvimos la sensación de estar paseando por un pueblo costero de aquí y a menudo, se nos olvidaba que estábamos lejos de casa.
No me puedo despedir sin hablar de la zona de Sínis.
Cuando creíamos que ya habíamos visto todas las playas que había que ver, descubrimos la Penisola del Sínis, la mitad, la recorrimos en kayak, la otra, en bicicleta de montaña que alquilamos en la Marina di San Vero Milis, cerca de Putzu Idu.
Algunas de sus playas son un paraíso del kite-surf, todas juntas forman un paraje inolvidable. La arena es tan especial que hay carteles que piden no llevarla de recuerdo. Millones de granitos de cuarzo, feldespato, biotita… del tamaño del cus-cús, en playas inmensas y salpicadas de lugares donde venden cerveza… A pesar de lo que pudierais pensar, en ninguna de ellas se practica el naturismo. Ellas sabrán porqué.
Deliberadamente quedan por contar los días de la travesía en sí. Para mi, son los días que separan dos formas ser, dos formas de ver la misma isla. El camino que hace del viajero, un ser un poco mas humano. Someterme a la disciplina del paleo, a los elementos y a las circunstancias me resulta una verdadera escuela de vida y cuando se hace en compañía de personas como mis amigos, un verdadero honor.
Edu Lorca, conserva la bitácora y el track de la toda la ruta. Espero que se anime a subirlos, cuando vea las fotos del viaje ya que su cámara dejó de funcionar el primer día de travesía. Será divertido leer la crónica de su ruta.
Por ultimo, un saludo muy especial a nuestros amigos mallorquines, (Dona, Juan, Monoc, Jaime, Marta y todos los demás…) que hicieron de nosotros hambrientos cazadores de experiencias. Con ellos pasamos inolvidables momentos subidos a un kayak.
Hasta siempre, compañeros
Amadeo J.
Algunas fotos para los amigos del Foro Kayak de Mar
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