Así cometí una bajada del Donau (Danubio) en agosto del 1983. Estaba apuntado a un encuentro de kayakistas de aguas bravas en Admont/Austria por una semana. Planifiqué y hice antes la bajada del Danubio desde Ingolstadt (sede de AUDI), sobre Regensburg y Passau hacia Wien (Viena), gastando otras dos semanas de vacaciones.
En un Prijon Taifun, el primer kayak de poli-etileno en el mercado…
Eslora 410, carcasa redonda como una raya, 28 kg de peso neto …
Contraté transporte en trenes hacia Ingolstadt y de Viena hacia Admont.
Encima tuve que llevar un carrito de transporte, porque en Austria hay muchas presas con trayectos largos del desembarque al embarque. Tienda, esterilla, saco, cocina- llevaba casi todo atado encima del kayak. Dentro de él, tuve que minimizar las bolsas flotadores hasta el límite, para tener algo más de espacio y guardar bolsas estanca con ropa y documentación.
Eso cuando internet existía solo por las grandes empresas y los gobiernos, cuando los homecomputer se programaba con BASIC.
¿Móvil? Los había, en las películas de USA, por los policías y los de corbata. Eran como ladrillos sin cobertura y carísimos…
Mi información la cogí de una guía de DKV (Fedaración de kayak de Alemania) de aguas bravas, sí explicaba el Danubio por el tema de la TID (Tour Internacional Danubien), que baja desde Donaueschingen hacia el Mar Negro, sobre 2400 km.
Disfruté de mis vacaciones, me hice fuerte paleando con corriente casi inexistente y contra el viento, que se extendía hasta ser preocupante en los embalses. Llegué a Viena exhausto, pero contento, que habIa sido un viaje por propia voluntad, con muchas sensaciones y en un espacio bastante salvaje. Y por supuesto, muy de lo mío.
La semana siguiente disfruté de los rápidos, saltos y remolinos del Inn y afluentes. En el camping de Admont, durmiendo en esterilla al aire libre con las Perseidas iluminando el cielo- me olvidé de la rutina...