Hola, ¡¡ que mala pata !!, el domingo por la noche eliminé por error los clips y las fotos de la travesía, los estaba viendo y formateé la cámara creyendo que los había pasado, jolines no me queda otra que contar lo que pasó sin multimedia. ( Perdón chicos porque las fotos en el Cabo salieron muy chulas ).
El domingo amaneció un día expléndido como pronosticaba windgurú, me levanté tempranico y tras cargar los kayak con todos los enredos, me dirijí a la playa del Portús.
Cuando llegué vi la furgoneta de Juan Carlos y Ana, sin casi hacer ruido para no despertarlos comenzé a descargar los kayaks, pero enseguida salió Juan Carlos que muy amablemente se dignó a ayudarme a montar el catakayak. Pronto salió también Ana y tras irse a desayunar a un bar cercano llegó Alfonso Marco con Renato ( un valiente bombero que se ha pasado al lado de los pescadores ).
Bajamos los kayaks del coche de Alfonso y mientras nos preparábamos, llegaron Juan Carlos y Ana de desayunar, bajamos sus kayaks y nos dispusimos a comenzar una bonita travesía, no sin antes dar una sencilla clase de pesca para los iniciados a pie de playa.
Partimos de la playa del Portús en dirección al Cabo Tiñoso, navegamos a un ritmo alegre y fuimos costeando pasando para deleitarnos con las bonitas vistas de esta costa.
Desde el principio Juan Carlos, Ana y Renato llevaban también paseando al curricán un calamar, con el fin de probar suerte con las llampugas y aunque tuvieron varias picadas, no consiguieron que se les enganchara ninguna de ellas. Nosotros dos tuvimos más suerte, sacamos unas grandes llampugas y Alfonso también sacó una bacoreta de kilo con un juego de plumas en la misma esquina del Cabo ( al final de la travesía repartimos el pescado como buenos amigos ).
Poco a poco iban pasando las calas por nuestros ojos, Cala Aguilar, el Bolete Pequeño, el Bolete Grande ( en donde tuve un pequeño percance ), Cala Salitrona, etc …, nuestros amigos se quedaron prendados de la belleza de este lugar y pronto alcanzamos la pared que nos llevaría al Cabo Tiñoso.
Ésta por la inclinación del sol se encontraba a la sombra y navegamos junto a los cortados, saboreando el intenso olor a mar que desprenden las rocas, disfrutando de un paisaje excepcional, con un mar cada vez más tranquilo y casi sin darnos cuenta llegamos a la misma punta del Cabo.
Si señores, es impresionante, allí estábamos en medio del Mediterráneo y frente al imponente Cabo Tiñoso, de nuevo pensé " que pequeñicos sómos alado de un lugar así ". Aprovechando que el mar estaba muy tranquilo, nos tomamos un respiro y disparamos nuestras cámaras para capturar las bonitas imágenes que teníamos delante.
Al cabo de un rato volvimos sobre nuestros pasos y cruzamos de nuevo la pared rocosa, yo me adelanté un poco para marcar a los demás el lugar exacto en donde íbamos a hacer una parada para estirar las piernas y tomar una fruta, entonces fue cuando me pasó lo que me pasó, je, je, atentos …
Resulta que como todos sabéis desde el mar hacia fuera, apenas se ve si la ola que rompe tiene mala leche o la tiene buena, pues bien … la mía era la que más mala leche tenía, pensé que con el catakayak haría una gran surfeada y todo terminaría en la arena y así fue, pero ( si ... siempre hay un pero ), pues que la ola me enganchó, se levantó más de un metro y me lanzó a toda leche en una gran surfeada que si que terminó en la arena, pero con el catakayak cruzado porque cuando ya iba a salvar los muebles comenzó a girar y se puso paralelo a la ola, con tanta fuerza, que una de las tablas de aluminio se deslizó sobre sus ataduras y se metió de más, algo así …
… la cosa no pasó de un pequeño susto y tras volver a amarrar el tablón de aluminio, reemprendimos la marcha en busca de una cala un poco menos accidentada para desembarcar y la encontramos en el Bolete.
Allí paramos a tomar un bocado, es una cala poco accesible que tiene forma de concha y está bastante resguardada. Estuvimos charlando un poco y tras unas risas, partimos hacia la zona que nosotros denominados como " el puro ", un lugar en donde las picadas se hacen con más asiduidad de lo normal.
Y así fue, cerca del " puro " manteniamos Alfonso y yo una animada conversación, cuando de repente ¡¡ rrrrrrrrrrrrrrrrrrrr !!, mi carrete comenzó a cantar de lo lindo, me quedé un poco retrasado para sacar otra gran llampuga, pero pronto los alcancé y continuamos paleando en grupo.
Alfonso también tuvo que retrasarse un poco por el mismo motivo que el mío y a trancas y barrancas, je, je, llegamos todos a nuestro punto de partida, la playa del Portús.
Recogimos los kayaks, nos cambiamos, muy gentilmente Alfonso limpió todo el pescado y nos fuimos a comentar las jugadas más interesantes al " bar de la Rancia ", un supermercado-bar que tiene un embutido muy bueno.
Tras brindar con unas cañitas ( pocas, pues todos teníamos que conducir ), nos despedimos hasta la siguiente.
Me gustaría destacar desde aquí la simpatía que derrochan la pareja formada por Juan Carlos y Ana, las personas que siempre tiene una sonrisa en la cara me encantan y vosotros me encantáis, je, je.
También agradecer al valiente Renato su valor y potencia ( jolines Renato como paleas tío ), lástima que pese a las picadas no sacases un pescado.
Y como no a mi compañero de aventuras Alfonso Marco, un gran pescador y una persona para tener siempre cerca en el mar, con la que uno no para de aprender cosas en todos los sentidos, un abrazo amigo.