En principio, tenemos planeado, todos los domingos estar en la espumita que hay en la desembocadura, alli jugueteamos y cuando nos cansamos, nos paseamos un poco por el Coto y luego buscamos un sitio para comer y vuelta al templo. Eso sí, sin nervios, ni madrugones, domingo, relajación total y disfrute