Hola amigos,
para los incondicionales de los relatos aquí os dejo mi aportación,
Acostumbro a ser persona puntual, con las ventajas que ello conlleva en estas lides, -aclarándonos- los que llegan primero suelen coger los mejores sitios para el coche cerca de la playa, con las obvias ventajas añadidas...
A mi llegada ya me encuentro a los más madrugadores, gente muy cercana del Club Motañeiros, conocidos de otras concentraciones y como no, lo más importante, gente nueva que se estrena en esto de las concentraciones de kayak. Ojalá haga mella en ellos el entusiasmo por este maravilloso hobby(pasión en algunos casos), que es el kayak de mar.
Al rato ya aparecen los organizadores de la concentración, los hermanos Blanco, Rafa y Chema. En el portón trasero de su coche improvisan el punto de control de salida. Por allí se va pasando el personal para apuntarse y tomar la bolsa de pig-nic. Una vez cerrado el control, resultamos en número 42. No está nada mal para ser la primera edición.
Ahora toca bajar los kayaks a pie de playa. Al tener que llevar material adicional para la acampada y demás, los kayaks pesan más de lo normal y es necesario transportarlos de 1 en 1 con 2 personas. Aquí es fundamental la camaradería y suele funcionar bien, algunos llegan a hacer muchos más viajes de los que le correspondería por el bien del grupo, ¡chapó! por esta gente.
Ya a pie de playa y antes de embarcar el “speech organizador”, en este caso a cargo de Chema, ¿no hay preguntas?, pues todos al agua...
La climatología en ese momento es óptima, encalmada, sol y apenas una agradable brisa del NW. Entre risas, charla y bromas vamos costeando hasta la playa de Pragueria, hora del almuerzo y reponer fuerzas para la tarde. En la playa ya se percibía un ligero aumento de intensidad del viento, nada problemático “a-priori”, pero “a-posteriori” la gente con menos experiencia le ha costado un poco más. Las 2 lanchas de Protección Civil han tenido que recoger a 2 personas, una por vuelco y otra por no ser capaz de gobernar la embarcación. Pasada la refriega y al abrigo que nos daba la isla de los vientos y mar del NW, costeamos en un lindo paseo hasta nuestro destino final, la playa de las Dornas, antiguo puerto natural de los isleños.
Ya en la isla, recogemos los pertrechos y montamos tiendas en la zona asignada. Pero por si alguien se aburría, la organización también nos tiene preparado actividades extra, -opcionales-. Una visita guiada con un guarda del parque y la visita al faro con puesta de sol y encendido incluidos. Todo un lujo... las fotos hablan por si solas.
La cena también tiene su encanto, aparte de la exquisitez de las viandas es el momento de la conversación, charla, corrillos ... también es el momento de hablar de los planes del día siguiente, de la vuelta a la isla, del grado de dificultad, de que no tendríamos embarcación de apoyo...en fin... al que suscribe le toca hacer el papel del “poli-malo”, para descartar a los indecisos. No me cabe duda que muchos de los que haciendo un noble ejercicio de buen juicio y prudencia han decidido no dar la vuelta, máxime con las buenas condiciones que presentaba la mañana, la hubiesen dado sin problema...pero en muchos casos las imprudencias salen caras y la seguridad es lo primero. Por el contrario, es un aliciente para volver el año que viene mejor preparado.
Bueno, y por si todo esto no fuese suficiente, la isla celebra los carnavales de verano y hay “festa rachada” hasta muy altas horas de la madrugada.
El domingo, a los de la vuelta a la isla nos toca madrugar bien, hay que desmontar tiendas, recoger, desayunar para estar a las 9 en el agua. La vuelta la iniciamos 12, en una espléndida mañana de luz tenue y fotográfica. Al doblar Punta Centolo, tenemos un abandono inesperado, los mares movidos han provocado un cierto mareo, y lo mejor es darse la vuelta, le acompaña en el regreso otro kayaker experimentado que se ofrece voluntario. La costa oeste de la isla es escarpada, acantilados, paredes rocosas que aguantan la embestida de olas de más de 10 metros en los duros inviernos. Esto da lugar a numerosas furnas (simas), el más conocido es el “burato do inferno” que bautizaron los nativos de la isla.
Ya en la punta sur, nos encontramos con el otro grupo, los que habían decidido aprovechar la mañana y costear la parte más abrigada de la isla. De regreso al punto de salida, en la playa de las Dornas nos esperaban el resto de participantes para iniciar el regreso, una paradita para un café o tal vez el excusado y otra vez al agua.
Aproando a Punta Cabicastro, el grupo navega compacto y en cierto silencio, echando la vista atrás, por popa se aleja la isla de Ons. En un pensamiento inconsciente algo me dice “hasta el año que viene ”, pero por la proa ya casi se distinguen a los bañistas de la playa de Paxariñas, señal inequívoca de proximidad al punto de parada, avituallamiento y baño. Desde esta playa, ya solo nos queda un corto paseo de menos de 1 hora hasta la playa de Areas.
Esto es lo que ha dado de si, mi humilde y rápida reseña de la travesía.
Un saludo a todos, y en especial a todos los participantes, esperando veros de nuevo el año que viene, GRACIAS.
Peke