Extraido de
www.revistaco3.esESTRECHO DE GIBRALTAR
cruce de ida y vuelta en kayak
El cruce del Estrecho de Gibraltar en kayak, una iniciativa organizada por Trampalones, se realizó el pasado 12 de junio por primera vez completando en kayak el trayecto de ida y vuelta. El recorrido de Tarifa a Punta Alcazar y de vuelta a España hasta Punta Carnero fueron casi 50 kilómetros en los que los aventureros recibieron la visita de un grupo de ballenas piloto y tuvieron que luchar en ocasiones contra rachas de viento de 16 nudos, oleaje cruzado y fuertes corrientes contrarias.
Carlos Rojo, responsable de Trampalones, ha cruzado en numerosas ocasiones el Estrecho de Gibraltar en kayak, pero ésta es la primera vez que se dispone a realizar el trayecto de ida y vuelta. Junto con él viajamos: Marcos García, como Carlos en un kayak individual, José María Donoso y Fernando Angulo, en un kayak doble, y José Luis Álvarez y yo, también en K2. Dos embarcaciones de apoyo nos guiarán y seguirán para garantizar nuestra seguridad.
Las malas condiciones climatologicas nos han obligado a suspender la tentativa varias veces desde septiembre de 2006. Esta vez, sin embargo, todos estamos dispuestos y el tiempo, de momento, acompaña. Desde el primer instante, y a pesar de las buenas previsiones de viento, oleaje y nubosidad, nos vemos obligados a emplearnos a fondo. Partimos de Playa Chica, en Tarifa, muy cerca del lugar en que las aguas del Atlántico se mezclan con las del Mediterráneo, a las 8 de la mañana con un cielo muy cubierto. El mar, que parecía calmado a simple vista, se muestra agitado e incómodo para navegar. Al poco de comenzar, uno de nuestros barcos de apoyo tiene un problema mecánico y debemos continuar sin él.
El estado del mar nos obliga a prestar una atención casi continua. Mientras trato de grabar en vídeo un momento de la travesía, perdemos el equilibrio y volcamos. El barco de apoyo se acerca rápidamente, pero esta es una situación que podemos solventar sin su ayuda. Carlos y Marcos se colocan en paralelo a nuestro kayak y nos ayudan a subir de nuevo a bordo y achicar agua para poder continuar. Aún es pronto y el agua está fría, pero nada puede desanimarnos. La costa africana se ve nítidamente frente a nosotros.
Una de las zonas más comprometidas del recorrido es el canal por donde circula el tráfico que entra o sale del Mediterráneo. Cargueros y buques de pasajeros forman en ocasiones una caravana que circula en ambos sentidos y para los que cuatro kayaks, medio ocultos por las olas, pueden pasar inadvertidos. Pero el Rainbow, nuestro barco de apoyo, nos ayuda a buscar un hueco y pasar sin problemas.
Poco después, un grupo de calderones o ballenas piloto, que recortaban sus lomos sobre las olas, deciden acercarse a hacernos una visita. Podían habernos evitado facilmente pero prefieren arriesgarse y ver de cerca aquellas extrañas embarcaciones y sus más extraños tripulantes. Los cetáceos sacan sus cabezas romas y negras fuera del agua para echarnos un vistazo, expulsan aire ruidosamente o pasan por debajo de nosotros. Emocionados, seguimos nuestro camino, satisfechos con la experiencia, por la que vale la pena todo el esfuerzo que aún nos queda por delante. [youtube=425,350]p70UwYc6J7E[/youtube]
Todavía frescos, llegamos a las costas marroquíes, donde no tenemos autorización para desembarcar. Apenas dedicamos unos instante a beber un poco de agua y comer algunos frutos secos y ponemos rumbo a las costas españolas. Aún no lo sabemos, pero nos espera la parte más dura del viaje.
Durante el regreso, empezamos a acusar el cansancio. Desde nuestra salida de Tarifa, aquella misma mañana, apenas hemos descansado unos minutos. Estamos realizando un trabajo continuo que el empeoramiento de las condiciones del viento y el mar hacen cada vez más duro. Nuestra idea inicial de regresar a Playa Chica es inmediatamente descartada. Las fuertes corrientes nos empujan hacia el interior del Mediterráneo, por lo que nuestras embarcaciones van derivando hacia Algeciras. Durante el trayecto de regreso, acabaríamos a más de 16 kilómetros de Tarifa. Dos peces luna se cruzan con nuestra expedición pasando por debajo de los cascos curiosos y confiados.
El cielo está completamente despejado y el sol nos está quemando la piel, aunque el aire, que nos arroja agua pulverizada sin descanso, nos impide darnos cuenta de ello. El viento sopla con fuerza alcanzando rachas de 16 nudos (Casi 30 km/h). La corriente de cuatro nudos nos impide avanzar a menos que la ataquemos en diagonal haciendo nuestro avance hacia la orilla penoso y lento. El mar está agitado, desordenado, y las olas nos golpean de lado, con una frecuencia de tres o cuatro segundos. Ya no quedan fuerzas para bromear. Paleamos casi en silencio, con determinación. Tras más de nueve horas de travesía llegamos a tierra. Durante unos segundos somos incapaces de mantenernos de pie, ya casi somos mamíferos marinos. Lo hemos logrado. A pesar del cansancio en nuestras caras, quemadas por el sol y cubiertas de una costra de sal, se dibuja una sonrisa. Hablamos. Hablamos de nuestro próximo reto: cruzar el Canal de la Mancha.
La aventura en cifras
·Distancia recorrida Tarifa-Punta Alcazar: 19.600 m.
·Distancia en línea recta:17.600 m.
·Tiempo empleado: 3,45 horas.
·Distancia recorrida Punta Alcazar-Punta Carnero: 27.400 m.
·Distancia en línea recta: 24.500 m.
·Tiempo empleado: 5,25 horas.
·Distancia Total: 47.000 m.
·Tiempo total travesía: 9 horas y 10 minutos.
·Velocidad media: 5,1 km./h.
·Velocidad máxima: 12,1 km./h.
·Velocidad del viento: 14/15 nudos (con rachas de 16 nudos)
·Paladas aproximadas: 32.000
