Me he tomado mi tiempo para dar mi opinión, (aun a riesgo de que el hilo se quedara viejo), porque lo leí hace bastante tiempo y a veces pasa que tu percepción de las cosas cambia con la edad, las circunstancias, etc.
Lo he releído, lo que para algunos de vosotros, a juzgar por vuestros comentarios, es un acto de masoquismo, y quiero contaros mis sensaciones:
- Este hombre escribía por las noches un diario que luego ha trasladado a libro. Ignoro sus intenciones, si le convenció una editorial, etc. así que no opino.
- Es para mi evidente que si en el relato de un viaje de varios meses, te limitas a hablar del kayak, su interés sería muy relativo para el lector y seguramente también para el autor. Yo creo por un lado que él es una persona sensible de por sí, y que por otra parte el viaje le llegó muy adentro, por los motivos que sean, el propio hecho de viajar en un medio como el kayak, la sencillez de la vida en contacto con la naturaleza, la soledad, sel contacto con los vestigios de sus antepasados irlandeses, su pequeñez ante los fenómenos meteorológicos que le rodeaban, etc. Entiendo que su intención al escribir el libro no es narrar una sucesión de travesías, cabos, olas, etc, sino compartir con el lector sus sentimiento mientras realizaba el viaje, es decir su viaje interior entrelazado con el viaje físico.
- Partiendo de esto entramos en el terreno de los gustos personales. A mí me parece que escribe muy bien, y que tiene capacidad de transmitir sus sentimientos, cosa nada fácil. Al que busque sólo un relato de una travesía en kayak, no se lo recomiendo, porque el fondo del libro es mucho más que eso.
- No sé si místico, loco (de buen rollo), son palabras adecuadas para describirle. Ya sabemos que en nuestro mundo no está muy bien visto el sentimentalismo, la sensibilidad, aunque todos tenemos momentos en que nuestros sentimientos se sitúan a flor de piel. A Chris el viajar en solitario en kayak por Irlanda le induce a sentir cosas que se nos pueden hacer extrañas. Yo no he emprendido nunca un viaje semejante, ni seguramente lo haré nunca, pero en los momentos que paso en el kayak, sólo, en el mar, muchas veces siento cosas parecidas a las que se narran en el libro. Yo tambien me he emocionado con la mirada de un alcatraz, con la fuerza de una tempestad, con la altura de un acantilado, o pensando en quién vivía en unas ruinas en una isla. Así que yo entiendo lo que cuenta y me siento identificado en alguna medida. Quizá por eso me gustó el libro hace años, y me ha vuelto a gustar ahora.
Anskar