La justificación de la decisión de prohibir coger olas en el Urumea es por un tema de recursos. Se supone que, en el caso de una alerta naranja o roja por temporal, los recursos tienen que estar disponibles para un eventual problema en el mar y que no se pueden detraer esos recursos para una actividad lúdica.
Hasta ahí parece razonable en el plano teórico. En el plano práctico, los riesgos de la ola del Urumea son mucho menores que los de la playa de Gros en un día con viento y mar de fondo, el entorno está perfectamente acotado por las propias márgenes del rio y no es un rio con corrientes fuertes y menos con la marea subiendo.
Estoy completamente de acuerdo en que prohiban salir al mar en esas condiciones a cualquier tipo de embarcación y que saquen del agua a los surfistas o bodyboarders en Ondarreta junto al muro, en Gros, o en la desembocadura del Urumea (del puente del Kursaal hacia fuera). Pero lo que deberían hacer en el Urumea es acotar la zona en la que se puede coger la ola (por ejemplo: aguas arriba del puente de Santa Catalina), prohibirlo después de la puesta de sol (es bonito con las farolas pero es más peligroso) y multar a todo aquel que no respete la norma.
Esta ola desaparecerá el día que se drague el rio y sólo aparece con temporales muy fuertes. Si apareciera de forma regular saldría en televisión, atraería gente de fuera, y estaría acotado y regulado.