IMPRESIONES DEL ILLORSUIT
Me encantan los kayaks tradicionales, los llevo estudiando y disfrutando desde hace 20 años, de hecho construí uno de los primeros SOF´s de España hace mucho, al que siguieron varios más.
Siempre tuve una veneración especial sobre el kayak que trajo Ken Taylor hace más de 60 años, el cual, sin ser tan radical de líneas como los groenlandeses del sureste, es elegante, estilizado, y más adaptado a los que no venimos de los pueblos árticos (fue construido a medida de un inglés…) que las máquinas de cazar de los inuit. Éste barco ha sido la madre e inspiración de todos los modelos posteriores de lo que conocemos como groenlandeses y posteriormente de los “estilo british”.
He probado el Anas Acuta, la interpretación de Valley del kayak de Illorsuit, he sufrido un Black Pearl construido a mi medida, he paleado muchas millas con un Qaniq, la versión del Illorsuit de Björn Thommasson. Todos ellos grandes kayaks. Después de haber tenido bajo mis nalgas esas embarcaciones creo tener cierto criterio para discernir y opinar.
Este verano descubrí la última creación de Javier de la Puente. El Illorsuit. Mi sorpresa fue muy grande. Me encantan sus kayaks, su manera de construir es sublime. Los acabados y detalles están a un nivel tan alto como los mejores; y por fin había sacado un modelo que era lo que un friki como yo estaba esperando.
Después de una buena charla le encargué esta preciosidad, en carbono-kevlar y con orza, con la que llevo navegando desde hace unas semanas y de la que os voy a contar las impresiones que me ha dejado tras probarla en distintas condiciones.
Estéticamente es precioso. Es la versión más fiel que existe en el mercado en cuanto a medidas de eslora y manga, y tiene, acertadamente, un par de modificaciones en cuanto a volumen, un poco más lleno de proa, y no tiene el “pinzamiento” que dan los constructores groenlandeses en las bordas de proa y popa, que, aunque quedan agresivas como en el anas acuta, sólo sirven para que el kayak pierda volumen y haga submarinos. De esta manera el Illorsuit negocia los mares de proa y los descensos por las olas sin sumergirse.
Cuando te metes dentro te choca la bañera Keyhole, que en un modelo así suele ser más pequeña u oceánica. Para mí es un acierto; he utilizado muchos años las oceánicas, y no les encuentro ninguna ventaja, y sí muchas incomodidades a la hora de embarcar o salir en zonas difíciles. Una Keyhole con un buen cubre es una combinación muy racional.
La estabilidad primaria es correcta, cuando te sientas se le nota cierto nervio, pero no es incómodo. El cockpit tiene un tamaño contenido, sin ser muy amplio te admite con comodidad, y te permite moverte correctamente. Hay bastante sitio para los pies, y se pueden estirar las piernas sin problemas. Cuando apoyas los pies en los pedales las rodillas se acoplan en su sitio y el control es total. Yo soy tirando a grande (1,83 – 82 kg y 45 de pie), y estoy perfectamente acoplado sin utilizar ningún calzo. Para gente más pequeña sería también perfecto. Para los que sean más grandotes igual es un poco justo.
Comportamiento: Acelera en cuanto das dos paladas. Mantiene el rumbo perfectamente, y eso que tiene un rocker bastante acusado. En cuanto canteas cambia el rumbo sin pestañear. Da gusto. Se notan esos pantoques marcadísimos y que tanto me gustan. Cantea poco a poco hasta que metes la brazola en el agua, en ese momento puedes seguir canteando con un pequeño apoyo, que aguanta lo que le eches, y virar en redondo, derrapar…
La estabilidad secundaria es espectacular. Lo he probado con mar movida y no da ninguna inseguridad. Surfea bien, y no clava la proa cuando bajas por la ola. Las olas de mar de fondo las coge, aunque le cuesta un poco más que a kayaks más rápidos.
Su velocidad es buena. No es extremadamente rápido, pero mantiene una buena velocidad media sin esfuerzo.
Su fuerte es la maniobrabilidad. Se esquimotea sin ningún esfuerzo, su cubierta de popa baja ayuda mucho, igual que la acertada disposición del respaldo, que cumple su función sin que lo notes. Permite hacer muchas maniobras jugando con la pala y con su excepcional capacidad para cantear.
¿Orza? En varios días de prueba, uno de ellos con fuerza 4 y ola de 2,5 m todavía no la he sacado ni un milímetro, no le ha hecho falta. Ahí la tengo para el día en que me encuentre vago.
¿A quién se lo recomendaría? Pues a mucha gente. A la vista es un groenlandés, un kayak elegante y estilizado, con líneas finas y agresivas. Pero no se comporta con la radicalidad de éstos. A mí me parece el hijo de un kayak groenlandés y un playboat. De hecho su comportamiento me recuerda más al de un play. Es muy divertido y muy maniobrable.
Vaya, es para el que busque palear con un play, pero con estilo. Como el que sale a meter caña a los jóvenes moteros con una Bonneville.
Su volumen de carga no es excesivo, pero suficiente para rutas de uno o dos días o de más tiempo en verano. En sus cuatro tambuchos no me ha entrado de momento ni una gota de agua.
De los acabados no voy a decir nada nuevo. Simplemente del más alto nivel.
Un kayak que debería ser un modelo de referencia en su sector.
Estoy encantado con él.