Pues siento discrepar.
La verdad es que contar algo así con dibujillos siempre queda simpático, y facilita su calado, a no ser que conozcas algo de lo que pretenden contarte y no cuele. He de reconocer que no he aguantado el video entero; digamos que me he quedado en 2002. Si lo hubiera visto entero, probablemente la respuesta ya no me cabría. Así que me limito a reseñar algunas cosas que, por muy simpáticas que se pretendan, no son, según yo las entiendo, ciertas. Si algo se cuenta en el video, más allá de donde dejé de verlo, que enmiende mi opinión, disculpas anticipadas.
- La Ley se llama "Ley del Suelo" y no "Ley de Suelo". Mal empezamos. Esto es como si quieres escribir un artículo sobre un “Porsche” y le llamas “Porche”; da la impresión de que no sabes lo que te traes entre manos, y te acabarás estrellando.
- Echar la culpa de la crisis a Aznar es original, sobre todo cuando su sucesor en la presidencia del Gobierno afirmaba poco antes de ser releegido que “no había crisis”. Mezclar Aznar y Dios es ya, sinceramente, aburrido.
- La Ley del Suelo no fue "copiada" ni por autonomías ni por ayuntamientos. Las Leyes son cumplidas por autonomías y ayuntamientos, solo que, en esta ocasión, además, hablamos de una materia (suelo) en la que las competencias para hacer leyes las tenían tanto el Estado como las autonomías. Y por si fuera poco, fueron varias las comunidades autónomas que recurrieron la Ley ante el Tribunal Constitucional, precisamente porque entendían que invadían sus competencias. Vamos que copiar, copiar, lo que se dice copiar…
- La Ley del Suelo no “proponía privatizar el mercado del suelo”. Las Leyes no “proponen”, en todo caso, “disponen, ordenan, regulan”, siendo el mercado del suelo, entonces y ahora, uno de los que presenta un mayor grado de intervención administrativa.
- El mercado del suelo no es “superrentable” para los empresarios. Lo es para mucha más gente: para el propietario de un suelo que sin una gota de sudor ve, de la noche a la mañana como un plan general de ordenación urbana cambia la calificación de su terreno (como si te despiertas un día y tu Bic Bilbao se ha convertido en una Seayak, pero a lo bruto); para el promotor, para el yesista, para todo el que mete mano ahí.
- La Ley del suelo no buscaba que los jóvenes “pudieran acceder a la vivienda”. Basta leerse la exposición de motivos para ver que esto, tampoco es cierto.
En fin, no doy más la lata.
¿Sabéis? Lo que de verdad me pone los pelos de punta de estas cosas es que, cuando creo que entiendo algo del asunto, me quedo con las patas colgando, al ver lo que quieren "venderme". El problema es que no quiero imaginarme lo que pasa cuando no sé una palabra de lo que alguien me cuenta… Lo dicho, se me ponen los pelos de punta. Saludos.