Mi madre contaba que en Orihuela había un huertanico que no pegaba ni clavo. Cuando la madre le decía "hijo, trabaja" éste le contestaba: "madre, un saco vacío no se pué tener". Le daba de comer y cuando terminaba le decía "venga hijo, ya has comido, trabaja" le contestaba: "madre, un saco lleno no se pué doblar"...