En el Parque Nacional de Yosemite, por ejemplo, al llegar a la oficina de los Rangers, y presentar tu documentación y permisos correspondientes, con la exposición de lo que vas ha hacer en el Parque, los días, donde vas a estar o por donde, etc., estos te suministran unas bolsas y unos contenedores estancos (bidones), para que deposites todos tus residuos (¡Todos!). Cuando terminas tu actividad o estancia, tienes que entregar dichos contenedores, para que los servicios de limpieza del Parque, los procesen y reciclen. Aun así y durante tu permanencia, es normal que recibas la visita periódica de los Rangers, para comprobar de que todo está en orden y si necesitas algo. Esto puede parecer excesivo, pero este Parque, recibe la visita de millones de ciudadanos y aun así, mantiene su pureza y el equilibrio en sus especies animales, vegetales y paisajísticos. Si este número de visitantes, lo extrapolamos a uno de nuestros Parques, lo que encontraríamos, es toneladas de basuras y plagas de animales dependientes de estos desechos y de las enfermedades asociadas.
¡Vamos a tener que irnos olvidando de que “el monte es de todos, y que hago lo que me da la ga...” y nos atenemos al sentido común! Como dije, los tiempos de Tom Sawyer pasaron, pese a ser, muy románticos y bonitos. Pues en España esta actitud proteccionista ya está llegando y para quedarse.
Hay que entender que un “residuo no procedente” aislado, puede no tener gran impacto (aunque no sea del todo cierto). Cuando son veinte residuos, ya empieza a ser un problema incluso para nosotros. Muy pocas especies animales defecan siempre en el mismo sitio, ya que esto marca la zona y/o alerta a sus depredadores, a no ser que las propias heces sean una marca en si misma, como el caso de los zorros, para delimitar su territorio o los conejos que lo hacen lo mas alejado de su madriguera (el que quiera buscar conejos, que mire en sentido opuesto a sus excrementos). No obstante, estas heces generan en mayor o menor medida la proliferación de especies de coprófagos y que manteniéndose dentro de un equilibrio, no supone ningún problema. Si defecamos en un bosque rico en vida salvaje (entenderemos que se trata de de animales de tamaño mediano o grande), quizás no generemos gran impacto, pues el número de coprófagos es proporcional al de especies que desperdigan aquí sus heces. Si en cambio, lo hacemos en un lugar pobre en estas especies animales (por ejemplo, gran parte de la costa española), se satura (se rompe el equilibrio) o lo que es peor, pueden llegar a multiplicarse estas especies, convirtiéndose en una plaga.
Si todavía no se entiende, puedo hablar de la evolución, de la bien conocida Cala de San Pedro, en el Parque de Cabo de Gata - Nijar. A finales de los sesenta, los últimos vecinos de esta barriada de Las Negras, (a su vez, Las Negras pertenece al municipio de Nijar), abandonaron sus casas y sus pobres cultivos, emigrando a la capital e incluso algunos a otros puntos de España. Actualmente conozco a una familia, que conservan sus escrituras (se entiende que de forma sentimental) y siguen empadronados, en su casa de San Pedro, la cual me enseñaron las fotos familiares y de cómo era aquello antes de su marcha. Al ser una zona muy tranquila, con fuente de agua dulce propia y al amparo de vientos y temporales, fue un destino elegido por numerosos hippies, que poblaron sin mayor ruido este bello paraje. Poco a poco y tras un “efecto llamada” de las excelencias del lugar, empezó a ser un problema por su masificación y malos hábitos de los nuevos moradores. Se defecaba por doquier y se depositaban los residuos orgánicos o no, en cualquier sitio.
Unos optaban por arrojarlos al mar, que en parte eran devueltos por la marea, otros los incineraban, otros los amontonaban en las ruinas de las casas que el tiempo había echado abajo, otros los enterraban y otros mas sacrificados, pero con mayor acierto los llevaban al pueblo, donde si existe servicio de recogida y tratamiento de residuos.
Después de un par de décadas (en los ochenta) “las basuras andaban solas por la playa”. La proliferación de roedores e insectos, que jamás hubo en tal número, tomo efectos de plaga y se tuvo que desratizar y desinsectar, todo el paraje por las autoridades del Parque en un par de ocasiones. A primeros de los noventa, fueron adquiridos parte de los terrenos de la zona alta de San Pedro, al parecer por una cadena hotelera, con intención de construir y explotar la zona. Aunque contaban con todos los permisos y el proyecto iba para adelante, todos lo grupos ecologistas, cuestionamos su ubicación. Aun así, las comunidades hippies de la Cala, fueron desahuciadas y expulsadas por la guardia civil en un par de ocasiones, aplicando la ley de Parque. El proyecto no tuvo éxito y se volvió a poblar de nuevo y con sus viejos problemas de salubridad. He de decir, que jamás he pernoctado en esta cala, pero si la he transitado con frecuencia en kayak, andando, en bici, etc. La degradación de lo que existe y de lo que conocí en sus orígenes, está patente, amen de la mala educación de alguno de sus moradores, que se creen que eso es suyo.
Super, totalmente de acuerdo con el tema de los residuos, mas deberíamos de estar ya verdaderamente concienciados y no tener la necesidad ni siquiera, de implantar un bosque de carteles, como hay en algunas playas, que también son impacto y contaminación.
Incluso la decisión de poner contenedores de basuras en algunas playas (como el caso de Cala Cerrada), implica la permisibilidad de que allí podemos dejar nuestros desechos. Si bien, es mejor dejarlos en los contenedores habilitados a tal fin, que dejarlos diseminados, algunos no se molestan en levantar la tapa y los depositan fuera de el. Otras veces no cierran la tapa (su objetivo no es que no se vean o huelan los residuos, sino que no entren insectos y roedores en ellos). Otras veces, al no ser un servicio de recogida diaria, se desbordan o los contenedores son tumbados por el viento, los jabalíes, los zorros, etc. Volviendo a ser un problema, la proliferación de insectos, roedores, etc. Y esta vez bajo la ayuda beneplácito de las autoridades.
En esto hay que se mas tajante y evitar el abandono (con contenedor o no) de residuos. Si bien también es cierto, que parte de la culpa, de la aplicación de sanciones en la pernocta en la costa, ha sido consecuencia de la degradación creada por nuestra culpa y de nuestros malos hábitos (de los visitantes en general) ya no podemos dar marcha atrás y acatar las normas. Recordad siempre que en otros sitios son aun mas duras las sanciones.
Por las características de nuestras costas y la poca vida animal y su proporción de coprófagos, tenemos varias opciones. Los residuos orgánicos (excluyendo las heces) e inorgánicos, lo transportaremos hasta el contenedor de la población mas cercana, con la garantía de que posee servicio de recogida de basuras diario y eficaz. A fin de cuentas ¿Cuántos kilómetros tienes que transportar esos residuos ¿Cinco? ¿Diez? ¿Quince? Las heces se pueden enterrar, aunque su degradación o adsorción por el medio, es mas lenta o arrojarlas al mar. Aunque esta opción puede parecer una guarrada, en el agua, las heces tardan muy poco en diseminarse y desaparecer o ser consumida por especies marinas.
Por supuesto el papel, como dice Jilar, es una incongruencia el usarlo. La mejor manera de limpiarse es con agua de mar (higiénicamente y sanitariamente), pues previene la aparición de hemorroides y mas cuando nos mantenemos tantas horas sentados, húmedos y con elevación de temperatura el la zona. En invierno o con aguas frías, el hacer uso de la esponja que llevamos, para terminar de secar el agua que nos puede entrar en la bañera y que todos llevamos a mano, es una solución. Luego se enjuaga y listo (para los mas escrupulosos, cuando llegues a casa, que la lave con agua y lejía, la queme o haga lo que quiera con ella).
Jilar, la masificación se resuelve con civismo y educación (a excepción de las soluciones que plantean algunos iluminados de nuestra historia). Lamentablemente, la mayoría de la población mundial, reside en la costa (seguro que por la abundancia todavía de recursos). Lo que nos obliga a ser consecuentes con estos principios.
El tema como se aprecia tiene “su miga” (nunca mejor dicho) y se complementa con otro hilo, que salió hace unos días y que exponía de cómo defecar en el kayak. Se entiende que se trata de una situación en la que no te da tiempo a alcanzar la costa (vamos a llamarlo por su nombre, “diarrea”) o esta no reúne condiciones (acantilados, playas saturadas de bañistas, etc.).
Si esto lo hubiésemos aplicado hace muchos años, quizás seguiríamos pudiendo acampar en las playas (o vivaquear), con nuestra fogata para asar los choricillos, etc. ¡Ay…, que tiempos aquellos!
Saludos.