Sin entrar a valorar quienes son mejores o peores, lo que está claro es que les importamos un pimiento y que las leyes son absolutamente interpretables. Luego nos metemos con Berlusconi.
No tengo mucha confianza en los sindicatos y me remito a las dos últimas legislaturas del PSOE, pero CCOO tiene toda la razón del mundo. El gobierno no puede pactar unas condiciones con los sindicatos y pasárselas por el arco de triunfo a continuación, O dimiten los miembros del gobierno que validaron el pacto o los sindicatos montan un pollo de la Dios (Si alguno se ha enterado de que alguna de las alternativas ha ido "palante" que me lo diga).
La ministra de economía y vicepresidenta del gobierno subió el salario de los funcionarios en el inicio de la crisis como premio a su ascenso de ministro de administraciones públicas a ministro de economía (creo que un 3%, para mí ese año fué 0%), no pago ella.
En cuanto a la interpretación de las leyes tenemos el ejemplo de Bildu. No es posible que el tribunal supremo diga que no y que el constitucional diga que sí. La ley parece que tiene multitud de interpretaciones y que además depende de las afinidades políticas de quién tiene que impartir justicia. Para eso no necesitamos leyes, con tertulias nos vale. Así nos va.