En el año 2006 se celebro una carrera de remo entre empleados de una empresa japonesa y otra empresa Española. Se dio la salida y los japoneses empezaron a destacar desde el primer momento, llegando a la meta con una hora de ventaja sobre el quipo Español.
La Dirección de la empresa Española, analizó las causas de tan amarga derrota y advirtió que el equipo japonés estaba compuesto por 10 remeros y una jefe de equipo, mientras que la tripulación de la empresa Española la componían 10 jefes de equipo y un remero, por lo que se decidió adaptar las medidas adecuadas.
En 2007, la tripulación japonesa llego dos horas y media antes que la de la empresa Española, la Dirección se volvió a reunir y tras un sonoro rapapolvo a la Gerencia, concluyeron que los japoneses habían repetido la estrategia (diez remeros y un jefe de equipo), mientras que la innovadora tripulación de la empresa Española, remozada tras las eficaces medidas tomadas el año anterior, estaba compuesta por:
1jefe de equipo
2 asesores de Gerencia
7 jefes de sección y
1 remero
La conclusión de la Dirección fue unánime: el remero es un incompetente.
En 2008 tras encargar una innovadora trainera al departamento de nuevas tecnologías, la ventaja de los japoneses fue de 4 horas. El equipo directivo de la empresa Española, reunido para analizar las causas del nuevo desastre comprobó que el equipo nipón había optado por la ya tradicional formación (diez remeros y una feje de equipo), mientras que el equipo de la empresa Española, tras una auditoría externa y el asesoramiento especial del Departamento de Organización, optó por una formación mucho más vanguardista:
1 jefe de equipo, 3 fejes de sección con un plus de productividad, 2 auditores de Arthur Andersen y 4 vigilantes jurados de Prosegur que no quitaban ojo al único remero de la tripulación, al que habían amonestado y castigado quitándole los pluses e incentivos.
Tras varias horas de reuniones se acordó que para la regata de 2009, el remero fuese becario o en su defecto, una contrata externa, ya que a partir de la vigésimo quinta milla, se había observado cierta dejadez en el remero de plantilla, actitud que rozaba con el pasotismo y con comentarios del tipo “va a volver a remar su puta madre” al llegar a la línea de meta.