Después de leer el hilo pienso:
- Las generalizaciones son peligrosas. Malakanudo lo ha expresado a la perfección "...ni todos los patrones titulados son irresponsables, ni todos los kayakistas unos benditos..."
- Quien más tiene que perder somos nosotros, así que, por la cuenta que nos tiene, extrememos las precauciones en todo momento, especialmente en la época estival, que es cuando más ocasiones habrá de poder llegar a tener un problema.
- Determinar las responsabilidades en un accidente o en una situación de riesgo suele ser complicado, a no ser que una de las partes haya cometido una infracción o imprudencia flagrante.
- Este verano charlábamos en familia sobre un pequeño suceso que le ocurrió el año pasado a mi suegro, cuando una conductora no se orilló lo suficiente en una carretera muy estrecha, invadió un poco el carril por donde iba mi suegro y le rompió el espejo retrovisor. Él se obceca en recalcar que quien tenía que haberse apartado más era ella, cierto. Pero nosotros le insistimos que, si él tenía aún espacio suficiente, debería también haberse apartado un poco. De esa manera, a pesar de tener razón, se habría ahorrado todas las incomodidades de tener que arreglar el espejo.
Como ejemplo claro de cierta temeridad tengo grabadas en la retina escenas vistas en Almería este pasado mes julio, cuando un día sí y otro también varios usuarios de motos náuticas y lanchas fueraborda se obstinaban en mostrar a los bañistas de la playa sus habilidades y lo potentes que eran sus embarcaciones. Para que se les viera perfectamente andaban constantemente haciendo el jilipollas escasamente a dos metros de la línea de boyas que delimitaba la zona de baños. Me pregunto: ¿para eso necesitan algunos una fueraborda o una moto náutica?¿No tienen más mar para navegar?
Como ejemplo de todo lo contrario, en agosto salíamos un compañero y yo por la ría de Ribadesella, en Asturias, y los de un grupo de motos náuticas nos preguntaron qué rumbo íbamos a tomar, para tomar distancia. Nos adelantaron lentamente y no hubo problema alguno. Durante la travesía nos los cruzamos un par de veces y lo mismo, sin problemas e incluso saludando con la mano.
De todo hay por ahí. Pero tened cuidado