Casualmente ha caído en mis manos un libro, editado en 1956 en español, sobre el experimento del médico Alain Bombard. El título "Naufragos voluntarios".
Impactado por la cantidad de personas victimas de naufragios durante y después de la II GM, se empeñó en buscar una salida a todos los que se quedan en la mar a su suerte.
Este buen señor sostenía que el mayor peligro de un naufrago es la locura que le lleva a dejarse morir. Había comprobado que la mayor parte de los naufragos moría en los primeros tres días de su naufragio; dado que una persona normal puede llegar a aguantar cinco días sin beber, no le parecía que fuera la sed la causa de la muerte, sino la desesperación.
Después de estudiar diferentes regímenes alimenticios y diferentes alimentos disponibles, concluyó que era posible (aunque no agradable) vivir sólo con lo que la mar le proporcionaba y para demostrarlo se embarcó en Montecarlo y llegó hasta Barbados, parte en solitario, parte con su amigo Jack. El tramo más largo: Tenerife-Barbados fuero sólo 65 días en una zodiac de 4,8m x 1,1 m.
La alimentación: plancton cogido con el ancla de capa y los peces que podía capturar con sedal y anzuelo sin cebo. La bebida: agua de mar y la poca agua de lluvia que podía recoger.
El truco: beber agua de mar amenudo y en muy pequeños sorbos para no sobrecargar los riñones. Caso de pescar algo, primero "exprimía" el pez, para sacar el agua dulce que contiene, y después se comía la carne lentamente.
No sin cierto egoismo por abandonar a su mujer e hijo, es digo de admiración por sostener y demostrar empíricamente su teoría, hasta el punto de estar dispuesto a morir en el intento (aunque llegó a los 80 años)
Sean felices.