Autor Tema: Mar de fondo...  (Leído 3398 veces)

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Re:Mar de fondo...
« Respuesta #1 : 13 mayo, 2011, 11:02:15 am »
 :shock:
Hoka Hey...

Si hay que mojarse, me mojo, pero mojarse pa na, es tontería...

Desconectado Drakkar.

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Re:Mar de fondo...
« Respuesta #2 : 13 mayo, 2011, 18:31:19 pm »
Videos como estos hay muchos, aunque el merito a veces, a no ser que estés en tierra firme o desde un helicóptero, es de quien se atreve a filmar desde otra embarcación. Para el que viva esta situación o el que la haya vivido, no lo olvidará jamás.
Aunque la construcción naval ha evolucionado mucho y los proyectos de las embarcaciones van sobredimensionados a los continuos pantocazos y embestidas de las olas, “hay que estar hecho de otra pasta”, para jugártela por unos cuantos kilos de pescado. Una simple parada o avería en las máquinas y por muy buen patrón que seas, todo se te va al traste. En la siguiente ola, quedarás de costado y a merced de la ola que te sentenciará.
Mis experiencias en el Mar de Alboran (durante casi dos años), pasaron por momentos parecidos. Si bien la mar gruesa o arbolada, se dan con menos frecuencia que en aguas atlánticas (u oceánicas en general), aquí la frecuencia de la olas, es mayor (así como de distinta forma) y a veces mas peligrosas. Por la avaricia del armador y aguantar hasta el último momento en la zona y no perder días de pesca y desatender incluso los avisos de temporal, nos vimos en mas de una ocasión en estos “berenjenales”.
La embarcación que patroneaba, era muy marinera. Por su gran volumen de obra viva, con respecto a la obra muerta, por lo que tenia muchas ventajas, pero también inconvenientes. Parecía la mayor parte de las veces un submarino, al estar las olas de continuo barriendo la cubierta. El mayor inconveniente, es que navegábamos casi a ciegas, pues el radar no te servía para nada. Las crestas de las olas, eran mas altas que su antena, por lo que la vieja pantalla de fósforo, no era mas que un simple manchurrón de veinte millas a la redonda. Si algún pobre desgraciado estaba en ese momento navegando en las mismas condiciones que nosotros y a menos de media milla (la única distancia que podíamos ver, con cierta garantía e intermitentemente), intentábamos por todos los medios, no perderlo de vista, pues en cualquier momento, podríamos vernos “demasiado cerca”.
Todos a cubierto y refugiados en el puente, con todas las escotillas y lumbreras bien cerradas y bien agarrados a cualquier asidero practicable. Con la mirada perdida en el horizonte (o lo poco que se deja ver). Intentas trasmitir al resto confianza, con una cara sonriente de “gil.p.llas”, que a veces cuando llegabas a tierra, se te hacía difícil de borrar, por haberla forzado durante tantas horas. Los crujidos del casco, te helaban por momentos la sangre y de vez en cuando, dejabas a cualquier compañero el timón, con cualquier excusa de “voy a por esto, o a por lo otro” (a veces me quedaba sin argumentos o excusas) y aprovechaba, sin que nadie se percatase, para asomarme y comprobar que todo estaba en orden (cuadernas, mamparos, sentina, pañoles, camarote y sala de máquinas). Todo con rapidez y disimulo, para que nadie sospechase de mis dudas y así evitar el caos y la desmoralización, del resto de la tripulación.
Años después y ya dedicado a los temas de rescate, he vivido alguna que otra situación parecida, pero que al tratarse de vidas humanas, justificábamos y exponíamos las propias, a veces sin pensarlo demasiado.
En una ocasión, con temporal de Poniente, nos alertaron de una pequeña embarcación de pesca artesanal, que al parecer había quedado enganchada en unas redes y el temporal la había inundado, dejándola a medias aguas y solo la proa visible. Nuestro temor, era que sus tripulantes se encontrasen de igual forma enganchados a esta.
El “Helimer”, nos daba una crona de llegada, de mas de una hora y la “Salvamar” mas cercana, aun todavía mas, con lo que decidimos sacar una embarcación de clase “B”, que teníamos siempre disponible y operativa en puerto. Tras una rápida vuelta de reconocimiento y valorar distancias y peligros, informamos por radio, que no se observaba a nadie en las inmediaciones y que procedíamos aún así, a maniobras de rescate. Nuestra maniobra, para intentar no ser también engullidos por la misma red, fue lanzar un par de anclas (“a barbas de gato”) por delante e ir largando cabos, hasta colocarnos lo mas cerca posible de la embarcación siniestrada. Aun así, el temporal de poniente, nos lanzaba por los aires continuamente, con lo que poco podíamos hacer, mas que comprobar que allí era imposible que existiese nadie con vida. Procedimos seguidamente a enganchar la proa de la barca hundida, que era lo único que era visible e intentar hacer un remolque. Sin éxito y sin intentarlo de nuevo, nos acercamos a la costa (el momento si cabe, mas peligroso por las fuertes rompientes), para lanzar los cabos y donde el personal de tierra, ya habían dispuesto de un tractor, para el remolque desde tierra. La desesperación nos sobrecogió, cuando vimos impasibles como toda la proa de aquella barca, se arrancaba y desprendía del resto y que caía al fondo, sin dejar rastro. Acudimos rápido de nuevo a su altura, para dejar boyas de señalización del naufragio, para evitar que se repitiese la situación, con otros barcos que navegasen por la zona y además, para cuando amainase, buscar con los buzos los restos.
Luego, cuando todo terminó, se presento el pescador en tierra y nos dijo, que al ver su embarcación enganchada y sin remedio, ganó tierra a nado. El “puñetero”, no había informado a nadie de lo acontecido y de que el se encontraba a salvo.
En otra ocasión, tuvimos otra llamada. Esta vez habían avistado a unos buzos, a la deriva en lo alto de la quilla de su zodiac semirrígida, volcada. Lo primero que se nos pasa por la cabeza es ¿Quién demonios se ha atrevido a salir con el temporal que está haciendo? Con una embarcación de un solo motor (nuestras embarcaciones tienen dos en previsión de avería en alguno de ellos y completamente autónomos y aún así desconfío de ellas). Como siempre, la avaricia de no perder un día de trabajo o la falta de previsión, o de experiencia.
Estamos “en una esquina del mapa” y como siempre, los medios aéreos y marítimos mas adecuados para estos servicios, están a mas de una hora de crona. Y con vidas humanas confirmadas, salimos a por ellos. Vuelve la sensación relatada al principio. Crujidos en tu embarcación, tras los continuos pantocazos, pequeños cambios en el “cantar” de los motores, que te hielan la sangre. En este caso, nos queda la tranquilidad, que cuando confirmas al coordinador de Salvamento Marítimo, que te haces cargo de la situación, no se interrumpe la salida del “Helimer”. Por lo que por mal que vayan las cosas, incluso para nosotros, llevamos “las cartas marcadas” y nos da cierta tranquilidad, el que una libélula gigante,  en cualquier momento puede estar sobre nuestras cabezas.
Un equipo por tierra, nos iba informando continuamente por radio, la deriva de la embarcación siniestrada, pues la visibilidad desde nuestra embarcación era casi nula, incluso a poca distancia.
Afortunadamente para estos buzos, la corriente, el viento y las olas, los llevó de casualidad, justo al punto donde habían estado trabajando. Se trataba de los buzos de la piscifactoría, que unas horas antes, habían ido a comprobar en el estado que estaban los enormes copos de esta, a lo largo de los dos días que llevaba azotando el temporal. A su vuelta y a unas tres millas, se les paró el motor y una ola les hizo al poco volcar (o al contrario, pues ni ellos coincidían en explicarnos, ni nosotros insistimos en ello). Los encontramos y rescatamos, enganchados a las redes de la piscifactoría, a donde unos minutos antes habían llegado con muchísima suerte. Lo que nos facilitó enormemente el tema.
¿Por qué os he contado toda esta historia? Porque después de unos cuantos meses (incluso antes de registrarme), leyendo algunas dudas en el foro y de otros comentarios (mas o menos afortunados), el tema me ha venido a la cabeza, al ver los impactantes videos y de la lectura de otro hilo paralelo, sobre los surfski y las olas.
¡Jamás le he tenido miedo al agua!, ni siquiera a los temporales, pero si un grandísimo respeto. Por lo que he invertido siempre en formación y materiales, para garantizar la supervivencia (mía y de los que la necesiten a mi alrededor).
Paso a describir una serie de cuestiones, creo que de interés:
1º. Casi siempre he salido solo, e incluso me han pillado temporales en esta circunstancia. Es cierto que hay veces que es mejor ir solo, que mal acompañado. Pero también es cierto, que aunque debamos de ser consecuentes con las limitaciones físicas y técnicas, nuestras y de nuestros compañeros, la inestimable ayuda de alguien que te rescate la embarcación, cuando “se te escapa” y corre mas que tu (simplemente eso), te solventa bastante la papeleta. El disponer de un cabo para atarla o llevarla atada con un medio fácil de soltarse en caso de necesidad o de que se suelte automáticamente, a nadie le parece ya raro (aun así, todavía se ve gente que no porta cabos de rescate y de remolque).
2º. Cuando salgo y sobre todo cuando lo hago solo, “voy armado”, con una cantidad de pertrechos, que garanticen mi rescate, autorescate y/o supervivencia. Aun así, siempre me parecen pocos, con lo que siempre estoy “al loro”, como muchos de vosotros, al respecto de nuevos productos referentes a la seguridad. No se si existe, pero un listado (lo mas completo posible) de artículos existentes en el mercado, sería interesante de elaborar y que cada cual, libremente que escoja.
3º. Debería de considerarse obligatorio, el portar teléfono o emisora (siempre a mano, pues en el tambucho del kayak, no vale de nada cuando este se te escapa). Fundas estancas o aparatos sumergibles, OK. En caso de emisoras, las de VHF, con al menos el “canal 16” de la banda marina programado o grabado. Los que seáis radioaficionados (yo EB-7 DTS), echadle imaginación (repetidores de URE, los de REMER, Protección Civil, Bomberos, etc.).
4º. Si se te escapa yendo solo y después de varios intentos, no lo consigues atrapar, no merece la pena seguir intentándolo. Sobre todo cuando estás en zona de acantilados (con peligro de que impactemos contra ellos), o por el contrario, la corriente te aleja de la costa. ¡Mantener la serenidad y alertar!, ante todo. Si se te ha escapado y tu has podido llegar a nado a la costa, ¡Alertar de esto también! Que no ocurra como en el caso que he relatado anteriormente, del pescador que quedo con su barca enganchada, se fue a nado a la orilla, fue a su casa a cambiarse de ropa y no avisó a nadie (forzando a que un Equipo de Rescate, se la jugara por nada). Un kayak a la deriva y avistado por alguien, hará activar a los medios de rescate, que se expondrán incluso demasiado y menos cuando realmente no hay vidas en juego. A la mayor brevedad, informaremos de este hecho y de que los tripulantes (en este caso, tu), estás en tierra y a salvo. En tierra (mejor dicho en montaña), también he participado en numerosas búsquedas de personas, que no avisaron de que ya estaban a salvo y aun así, los Grupos de Rescate estuvieron incluso hasta tres días en la montaña, buscando a…. ¡nadie!
5º. Este punto, aunque va muy relacionado con el anterior, es aclaratorio, sobre algunos hilos o temas ya antiguos. Es cierto que nos movemos por un territorio, en el que nos podemos considerar privilegiados, al disponer de Equipos de Rescate y de asumir por nuestra parte, cierta seguridad en nuestras conductas, a veces algo mas temerarias de lo que debería. La verdad, es que la evidencia, es que siempre son pocos los medios, cuando se les necesita y mal distribuidos. La creencia de que están bien dotados y bien pagados, es otra constante (la mayoría de las veces no es así). Actúan mas vocacionalmente, que lo que les retribuye su trabajo y no siempre está cubierta toda la geografía nacional. A veces se exponen innecesariamente y a los hechos me remito.
Hace no tantos años, éramos incluso voluntarios los que realizábamos ese trabajo. Los Grupos de Rescate Acuático de Cruz Roja, de los que fui coordinador en su día, nos formábamos y esforzábamos gratuitamente, para mantener los servicios, mientras el resto de los ciudadanos se divertían en las playas, en sus barcos, etc. Todavía “me da un vuelco” el corazón cuando los veo y desde fuera (por mas de quince años), sigo colaborando en su formación gratuitamente siempre que me lo solicitan.
Como profesional, no ha cambiado mucho, pues sigue siendo mas lo vocacional que lo que te ingresan a fin de mes. El abuso de muchos ciudadanos y sus malas conductas, hacen que algunos rescatadores (y ellos mismos) se desborden y paguen con su salud y sus vidas.  Cuando se ha hablado del pago de rescates y de seguros en nuestras actividades, es mas para corregir esos malos hábitos o educar (entiéndase bien esta expresión), al contribuyente imprudente. Por ejemplo, y hablando con un compañero del SEREIM de la Guardia Civil de Granada, me daba el dato de que el año pasado, habían pasado de los cien rescates en Sierra Nevada, de los cuales el 98%, no estaban federados. ¿Tenemos que asumir esos gastos el resto de los ciudadanos? ¿Es justo que se jueguen la vida los rescatadores, por que a algunos “les de la gana” y sin estar cualificados ni equipados, se metan en donde no debieran? Coincide el dato, tanto en accidentes en montaña como en la mar, que en la mayoría de los casos de accidentes, es por mala formación y sobre todo de equipación.
De los excesos de los usuarios puedo hablar con mucho conocimiento de causa, pues yo mismo viví en mis propias carnes., que en una mañana de julio de 2003, una conductora “Kamikaze”, desoyendo y desestimando las indicaciones de agentes de la Guardia Civil, ambulancias y de otros conductores, me arroyó a 140 k/m hora y gracias a que llevaba mi equipo de protección, lo puedo contar, pero después numerosas operaciones, de arruinar parte de mi vida, de mis proyectos, expediciones a las que estaba inscrito y de mi envidiable forma física, que jamás podré tener de nuevo.  Encima se declaró “insolvente y victima de la sociedad”.
Para finalizar, lo repito y repetiré siempre, ante todo seamos consecuentes con nuestros límites y las de nuestros compañeros e intentemos mitigarlos (material, formación, previsión, etc.) y si aun así acontece en desenlace desafortunado, alertemos adecuadamente y si no también.

¡Nosotros también caemos en acto de servicio, a veces sin merecer la pena!

(Se me ha venido a la cabeza este caso, que me derrumbó por unos días)

http://www.elpais.com/articulo/espana/superviviente/helicoptero/accidentado/Almeria/recuerda/sucedido/elpepuesp/20100122elpepunac_11/Tes

Saludos y disculpadme por la extensión, pero me he emocionado.
« Última Modificación: 13 mayo, 2011, 23:39:10 pm por Drakkar de plástico »

Desconectado Sailor

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Re:Mar de fondo...
« Respuesta #3 : 13 mayo, 2011, 22:00:17 pm »
Bueno.
El primer video es un MONTAJE tipo pelicula TORMENTA PERFECTA y cualquier parecido con la realidad pura coincidencia....hoy en dia con la tecnologia que hay se puede simular cualquier cosa.
El segundo es real de hecho es un pesquero de los que faenan en gran sol recalando a no me acuerdo que puerto frances siguiendo a una unidad SAR que es la que graba.
En esas condiciones no hay helicoptero que se aguante....
Temporales he visto y cogido mas de los que quisiera.
 A mi personalmente no me motivan este tipo de videos pues una cosa es ver la faena  desde el burladero y otra es estar pasandolas verdaderamente putas toreando en medio de  el ruedo.


Por cierto, yo la mar de fondo no la veo por ningun lado, el mar de fondo sera lo que quede cuando las condiciones mejoren.

slds
rafa
« Última Modificación: 13 mayo, 2011, 22:20:03 pm por Sailor »

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Re:Mar de fondo...
« Respuesta #4 : 14 mayo, 2011, 07:53:36 am »
no tengo palabras :grande76:

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Re:Mar de fondo...
« Respuesta #5 : 15 mayo, 2011, 13:10:26 pm »
Aquí salen unos guardacostas, supongo que entrenando, y arriesgando en ello su integridad...

http://www.youtube.com/watch?v=C_EtUo5mXHw&feature=relmfu
http://www.youtube.com/watch?v=c20b8RuOmBU&feature=fvwrel

Desconectado Drakkar.

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Re:Mar de fondo...
« Respuesta #6 : 15 mayo, 2011, 18:55:11 pm »
 :shock: ¡Con un par....! Y se mantienen todos en cubierta, con toda chulería.
Respecto a los vídeos anteriores, como dije, he visto muchos vídeos del estilo y algunos en la escuela náutica, hace treinta años, en donde la tecnología de los microprocesadores no existía aun, y por lo tanto no se podían emplear programas de animación e imagen. A los pocos años, salieron al mercado los fantásticos Spectum y los Comodore, que por muy revolucionarios, tampoco creo que pudiesen resolver las miles de operaciones matemáticas, que necesitan para una fracción de segundo de estos vídeos.
Los barcos modernos, de entre cien y ciento cincuenta pies de eslora, adquieren una robustez, que aguantan muchisimo mas que un buque de dimensiones mayores. Estos últimos llegarán en estas condiciones a un arrufo máximo de ruptura y colapso de su estructura. El peligro por lo tanto en estas embarcaciones menores, no es el colapso de su estructura, sino una avería en máquinas, que lo hagan ingobernable y a merced de las olas de costado.
Otra cosa es que gusten mas o menos los vídeos.
A mi me siguen gustando y demuestra de lo que son capaces algunos por un jornal e incluso voluntariamente.
Un saludo.
« Última Modificación: 15 mayo, 2011, 19:03:03 pm por Drakkar de plástico »