Acabo de darme el primer baño con una pala groenlandesa, de Rafanook por supuesto, y ahora tengo ganas de dormir abrazado a ella, jejeje.
Quitando la rareza que he sentido los primeros 5 minutos por el cambio de Europea a Groenlandesa, lo demás ha sido una gozada. La ergonomía al agarrar la pala genial, el paleo muy suave, y la seguridad que me ha dado al cantear y la facilidad al esquimotear, me han parecido de otro mundo.
Buscaba una pala que fuera amable con mi hombro derecho, que me quedó sensible tras una artroscopia por un quiste (20 años practicando halterofilia a nivel de rendimiento), y que me diera seguridad para sortear las olas de Zarautz y visitar los pueblos de alrededor, ya que por norma general no tengo acompañantes. ¡Ha cumplido con todo lo que pedía!