Iván, acabo de leer tu entrada en tu blog y me acordé que hace poco vi en Tv un programa en el que un tipo protegía las hojas de un cuchillo calentando al fuego una hoja de un cactus.
Cuando la hoja estaba caliente, y supongo que su interior, bastante líquido o pastoso al menos, introducía en ella todo el filo y si no recuerdo mal, salía como medio rosado y, según el paisano, con una durabilidad de muchos muchos años.
Yo, contradiciendo a Marlon Brando, a mi cuchillo le pongo de vez en cuando una capa fina de vaselina, y jamás he tenido ningún problema de óxido.
Lo mismo con una navaja de las típicas de marinero, con el ancla en blanco sobre cachas negras: la tengo conmigo desde hace más de 15 años y se ha mojado en todas y cada una de las travesías en kayak, independientemente de que llevase también el cuchillo.
Lo sorprendente es que le hago muy poco mantenimiento y sigue abriendo, cerrando y cortando exactamente igual que el primer día...