Bueno. Hubo de todo.
Nosotros, txitxarro y yo, llegamos el viernes por la mañana. No pudimos ir antes por asuntos familiares, pero todo el camino lo hicimos pensando en lo que podríamos hacer con nuestras percherones frente a los pura sangres que otros llevaban, y llegamos a la conclusión de que lo importante era pasarlo bien. Pese a conocer por el foro a la gente, también teníamos la duda de cómo serían en presencia. Y por último, nos concomía la situación de conocer nueva gente y hasta qué punto nuestra forma de entender el kayak se compartiría.
Al llegar, vimos a Anjana, con el brazo en cabestrillo, que muy amablemente (ya que no nos dió tiempo ni a identificarnos por el nick) nos informó de la situación. El día anterior Blendius ya me comentó por teléfono que había habido un problema, pero cuando Anjana nos dio plasmaria explicación de lo ocurrido...
Preparamos nuestros kayaks autovaciables, y nos juntamos con Tartarín, con quien ya habíamos paleado juntos, y con quien es imposible no echar unas risas. Luego apareció Uxama, a quien también conocemos de antemano. Nos dirigimos a la playa, con nuestros carros caseros, y al llegar vemos a un nutrido grupo de kayakeros escuchando el briefing de Rompeolas. Una vez informados de lo que íbamos a hacer nos embarcamos y salimos por la playa. Conocimos a Pamploniko, a JCC y a Ana (verdaderamente más majos no pueden ser), a Blendius en persona, a touryak... el camino a langre fue suave, algún viento de frente pero llevable. Aunque iba empeorando por momentos, la gente nos lo tomamos con tranquilidad y con una armonía, que me pareció increíble. En poco tiempo eramos un grupo de amigos conocidos, que nos saludábamos, nos preguntábamos los nicks para identificarnos, nos ayudábamos ante cualquier percance. Yo, os aseguro, que no solo iba cómodo con la compañía, sino muy satisfecho.
Al llegar a Langre, Rompeolas nos dirigió el desembarco. Yo llevaba una línea de pesca abierta, recogí (sin picada), y me quedé de los últimos, por si acaso. Se desembarcó si problemas, y tras un momento de almuerzo de charla y de conocernos, el grupo creo que se hizo más compacto. La mar había subido algo, y la orillera amenazaba la salida. Poco a poco logramos salir todos, a excepción de ixkoteko que decidió quedarse. Hay que decir que era su primera salida con mar, y que en ese momento la única preocupación era que se quedaba solo. Cuando me aseguraron que vendrían a buscarlo, emproé hacia el grupo. Touryak, que se había quedado con Ixkoteko se presentó raudo. El grupo iba por delante, y como escobas quedamos un pequeño grupo, iba al lado de Fede (como luego supe) y le observaba con el respeto que se debe a alguien que maneja el kayak como él lo hace. El viento nos daba de popa (por no decir de c...), y hubo algunos problemas que se solucionaron muy rápidamente y con todo el grupo.
Al doblar la isla, la mar y el viento se vieron amainados lo que permitió un muy buen desembarco. Algunos nos quedamos pillando olas, o mejor mojándonos del todo.
En la comida, el ambiente era estupendo. Oir a Hopeless, a Blendius, a... todos, confraternizar con todos, y con un elemento común, el kayak fue estupendo.
Después de eso, a montar la tienda, endulzar los petos y los kayaks... y hablar con los compañeros. !Qué mejor que una buena charla en el atardecer cántabro! Apple, luego supe quien eras, y la verdad que te ganaste mi respeto.
Llegó la noche y el frio, del carajo...
A la mañana siguiente nos afanamos, y salimos en un solo grupo. Allí nos encontramos con todos los conocidos del foro. Y os aseguro que fue una verdadera gozada ver la superficie de la bahía de santander, surcada por un montón de amigos que reíamos, que paleábamos en silencio y en armonía, que bromeaban, que contábamos historias y que nos conocíamos. EduLorca, un verdadero placer palear y hablar contigo.
Nos juntamos en la playa de los bikinis (creo que se llama así) y miramos los kayaks de los otros, compartimos la comida y el agua, probamos los botes de los demás, y sobre todo creo que nos sentimos juntos y unidos. Yo veía mi gabarra junto a las estiladas skúas, las goltzianas, el purasangre inglés de rompeolas... y me dí cuenta de que todos eramos diferentes pero confluíamos en un punto, el amor por la mar.
Luego fue una salida rara, pero todo terminó subiendo la ria de pedreña hasta la rampa de desembarco, con un viento de la leche de proa.
La comida, los "espirituosos", las risas... algo para no olvidar.
Nosotros volvimos ese día por evitar las colas del domingo, pero nos fuímos con el sentimiento de poder haber aprovechado hasta el último momento para disfrutar de una compañia y de una verdadera pasión compartida, el mar encima de un kayak.
Gracias a todos por ser como sois. No cambiéis.