Hola, lo he pasado genial en esta nueva etapa de la Ruta Fenicia.
Me ha encantado conocer a los nuevos y volver a compartir paladas con los de siempre.
Para mí, todo comenzó el viernes por la tarde, cuando solté el boli y colgué el teléfono por última vez. Arranqué la furgo ( ya lo llevaba todo por la tarde ) y me puse en dirección a la costa.
Por el camino, pensaba en todo el tiempo que iba a tener para poder palear, en ver de nuevo las caras de los amigos, en la cena del viernes, en el mar, en el sol, en la arena, en dormir en una playa y en todas las cosas que me irían a pasar en este fin de semana de lujo.
En apenas media hora llegué a la Escuela de Piraguismo de Alex y allí me encontré con Alex, Julia y Rafanook, después llegaron María José y Raúl.
Estuvimos charlando y gastando bromas, hicimos un par de recados, dimos una vuelta por la playa y nos fuimos a tomar algo a un bar cercano a la Escuela.
Hablamos de todo y nos reímos mucho, enseguida llegó Edulorca que por compromisos no pudo asistir antes.
Sobre las 00:00 del sábado nos despedimos y nos fuimos a dormir, para prepararnos para el día siguiente. Me fui a mi casa de la playa más contento que un ocho, con mi colgante del Creus tallado en miniatura por Rafanook colgado al cuello, je, je, muy chulo Rafa.
El viernes por la noche dormí como los críos pequeños y me levanté un poco tarde, me fui a la churrería y me tomé un chocolatico con churros. Recogí las última cosas y me acerqué a la escuela.
Al llegar pude comprobar que había bastantes palistas preparándose para la travesía, tras saludar a la peña, me dispuse a llenar los tambuchos de mi Creus con todo lo necesario.
Cual fue mi sorpresa al comprobar que me sobraba un montón de sitio, eso que ya iba con la idea de las cosas que no podría llevarme por falta de espacio, pero me cogió todo y me sobró espacio.
Coloqué mi barco alado de los demás y el espectáculo era grandioso, la playa estaba llena de embarcaciones de todos los colores, una estampa a la que no termino de acostumbrarme y siempre me emociona.
Entre bromas, risas, saludos y rollos, se hicieron las 11:00h y comenzó la Ruta Fenicia 2009.
En las primeras paladas se notaba que la peña tenía ganas de palear y se marcó un ritmo alegre que nos hizo cruzar hasta el Molino de la Encañizada en muy poco tiempo.
En este trayecto tuve la suerte de compartir paladas con Edu y su nuevo surfsky de la marca Think. Edu eso no es una piragua, eso es una bala, je, je.
Le dije que le tirara un poco, al mismo tiempo puse el Creus a todo lo que daba y en tres paladas ya me había sacado 20 metros, je, je, enhorabuena tío por la piragua.
Cuando llegamos al Molino, encontré unos cuantos kayaks juntos y me acerqué. Eran Sergio, Paco el Bestia, Guti, Pedro Luis y alguno más que no recuerdo, me acerqué al grupo y con ellos comenzó una risa que ya no pude parar hasta que nos despedimos el domingo, ¡¡ jolines cuanto me he reido !!, ¡¡ es que no podía parar en ningún momento !!.
Del Molino a la Isla del Varón, el viento nos venía por la proa, las olas nos daban pequeños empujones y ésto ayudó a llegar pronto.
Una vez allí y tras desembarcar, nos pegamos un baño que nos supo a gloria porque el calor apretaba de lo lindo.
Aprovechamos unos para almorzar y otros para comer, estuvimos en la isla un buen rato.
Tuve la ocasión de probar la pala de cuchara de Paco el Bestia ( nunca había probado una ) y me impresionó la cantidad de agua que le cabe, el kayak anda un poco más con este tipo de palas, pero también hay que estar más fuerte para usarlas, porque el rato te quedas sin espalda y sin hombros, je, je.
Poco a poco partimos hacia las demás islas del Mar Menor y nos metimos en el Canal de Marchamalo.
Aquí comencé a inquietarme un poco al comprobar que el agua, o mejor dicho las olas, casi saltaban por encima del muro. Llegué de los primeros a un pequeño arenal que se encuentra a pocos metros de la salida al Mar Mayor, porque quería bajarme y acercarme andando a comprobar como estaría la cosa.
Así lo hice y cuando me asomé a la bocana, pude comprobar que si que había oleaje y que la cosa estaba mejor de lo que yo esperaba, aunque seguía teniendo ese gusanillo que te dice ¡¡ ojoooooooooo Pacoooooooooo !!
Algunos de los participantes me siguieron a pie, para comprobar también como estaría la cosa. Había caras para todos los gustos, de risa, de no risa, en fin …
Me volví hacia donde habíamos aparcado los kayaks y el Sergio me vio la cara y me preguntó:
- Paco … ¿ que te pasa ostias ¿
- …
- Pero si está bueno, que no pasa ná.
- Pues eso espero tío.
- Venga que tú has estado en otras mucho peores con los pescadores.
- Pues sí, pero una cosa es que te las encuentres poco a poco y otra de repente.
No recuerdo que broma me gastó a la hora de salir ( gracias Sergio por la pijá a reir que me he pegao to el fin de semana ), pero fue suficiente para hacerme coger el kayak y cagarme en todo lo cagable. Me ajusté el cubre y salí para la bocana paleando a toda leche, al llegar estaba Alex organizando la salida y advirtiendo cuando estaba la secuencia de olas buena para salir.
Me tocó salir, tragué saliva y ¡¡ al ataqueeeeeeee !! … cuando me fui a dar cuenta, estaba paleando en aguas del Mediterráneo, je, je, por cierto estaba bastante más fresquita que la del Mar Menor.
Los palistas formamos una especie de hilera con pequeños grupitos y paleamos en dirección al Cabo de Palos. En estos momento estaba bastante emocionado por ver tanto kayak, también porque el mar estaba bueno, pero como yo digo … para no descuidarse, je, je, con un ojo vigilaba las olas y con otro disfrutaba del paisaje que tenía delante.
En las cercanías del Cabo de Palos la cosa se complicaba un poco más, pero tuve la fortuna de poder palear junto a Fernando, que entre sus consejos y sus bromas, hizo casi que me olvidase de las olas y hasta surfeé algunas de ellas, ¡¡ que gozada chicos !!.
De nuevo el trayecto se hizo muy corto y nos encontramos frente a Calarreona, en este lugar hay un chiringuito a pie de playa, en donde nos tomaríamos un golpe ( como decimos aquí ).
El desembarco fue perfecto, porque la playa está muy protegida del Levante, el mar estaba plato y sin la ola orillera que siempre me vuelca, je, je.
Tras dejar los kayaks en la orilla y nos metimos en el chiringuito, este invierno ha sido remodelado y han dejado una terraza muy guaperas para tomarse unos tercios.
Y así lo hicimos, tras ocupar más de la mitad de la terraza y tener que juntar 5 o 6 mesas para poder meternos todos, nos pedimos unos platicos de pasto seco y unos tercios de Estrella de Levante.
Pronto comenzaron las risas con las cosas de Paco el Bestia, Sergio, el Guti, Alfonso, Pedro Luis, Amadeo, Raulico, Julia, Edulorca, Supernadie y todos los que estábamos en la punta. Para mí las risas comenzaron a ser carcajadas y de repente ya no podía parar de reir, era como cuando coges una ola con otra, pero con la risa, encima ya me estaba terminando el segundo tercio.
Señores eran momentos en los que no se puede pedir más …
1) En un bar.
2) Tomando cerveza Estrella de Levante con pasto seco.
3) Con amigos a los que les daría besos en los morros de lo que los quiero.
4) Pegados al mar
5) Con los kayaks en la orilla para seguir paleando.
6) …
… continuará. Mañana más, un saludo.