Soy la primera persona que en su día defendía el uso del timón, me daba seguridad. Hasta construí unos artilugios que hoy me sorprende recordar.
Entiendo que tuve una perspectiva viciada, que esa presunta seguridad era falsa y que no me liberé de este accesorio hasta que al cabo de unos años comprendí que estaba tiranizado por un mecanismo que no me permitía desarrollarme sobre un kayak de mar, ni experimentar los canteos, la pala, la impresionante experiencia de ser capaz de gobernar tu kayak sin artilugios, sólo con tu cuerpo, cruzar por pasillos, surfear, girar, ... en fin.. la plenitud de navegar sobre un kayak de mar o en otras palabras, la libertad de navegar en un kayak de mar.
Reconociendo la imposibilidad de tener ésta misma experiencia en kayaks con mucha línea de agua que atenúan la sensibilidad e impiden la maniobrabilidad fui probando kayaks, teniendo diversas experiencias, buscando sensaciones ...hasta que definitivamente y sin darme cuenta dejé de ser un "esclavo" del timón y hoy por hoy, en mi opinión cada vez que me subo a mi kayak, experimento la legítima "esencia" del kayak de mar.