Ahí van un par de fotos que tomé con el móvil de una cria de delfín listado que me encontré una mañana mientras pescaba en la playa de La Concha de Espasante (Ría de Ortigueira). El pobre animal estaba solo y tan asustado que durante algunos momentos llegó a pegarse por completo al casco de mi kayak. Hasta pude acariciarlo. Después dejó que las olas lo sacasen a la arena de la playa. Yo tuve que bajarme del kayak para, con ayuda de mi amigo Javi, volver a echarlo al agua. Esto se repitió tres o cuatro veces. Más tarde me enteraría de que ese es un comportamiento habitual en los delfines cuando se van a morir.
Aquella misma tarde, siguiendo las instrucciones de la "Coordinadora para o Estudo dos Mamíferos Mariños (C.E.M.MA)," lo sacamos a mar abierto en una zodiac de Protección Civil con la vaga esperanza de que pudiera toparse con algún grupo de delfines. A la mañana siguiente el pequeño delfín apareció muerto, varado en la misma playa donde yo no le había permitido morir en paz. Los de la C.E.M.MA nos dijeron que era un ejemplar bastante raro y querían estudiarlo, así que guardamos el cadaver bajo la caseta de salvamento de la playa a la espera de que vinieran a recogerlo. A la mañana siguiente alguien había "robado" el pez ¿Para qué? Quizá ese alguien pensó que el animalito sería de más utilidad en el puchero.