Mientras jugueteaban con las olas decidí sacar a pasear a mi pequeño mújol que tan buen resultado me dio en el Symposium, al rato se unieron Alberto y Marco, Emilio y Vicente se quedaron tomando el sol de la tarde y nosotros tres nos pusimos en dirección a la bocana del puerto para luego volver a por ellos, pero la cosa se estaba poniendo chunga y volvimos a recogerlos para afrontar la vuelta todos juntos, de repente mi caña se dobla y Alberto me grita … ¡¡ Pacoooooooooooooooooooo !!, Dios mío que es esto pensé, menudo bicho que se me ha enganchado, recojo y recojo pero apenas podía cuando veo a unos 50 metros a Marco también liado con la caña, enseguida nos dimos cuenta de que nos habíamos pescado uno a otro y nos acercamos a la orilla a desenliar la madeja, mientras Alberto se fue a por los demás.
Una vez desenredadas las líneas pudimos comprobar que el viento estaba subiendo y que había mas cantidad de borregos, pronto llegaron y nos unimos a ellos para afrontar la milla que nos separaba de la bocana del puerto, una vez dentro y ya metidos en las aguas tranquilas del río pudimos comprobar lo locos que se ponen los mújoles con nuestra presencia, daban saltos hacia todos los lados chocando con nuestros kayaks y nuestras palas, también saltaban de lado a lado por la proa y por la popa, navegamos cauce arriba hasta una presa en la que dimos la vuelta hasta llegar a nuestra rampa, sin mas problemas desembarcamos, recojimos y con una cordial despedida nos fuimos a casa.








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