Uy! Eolo! recuerdo que en Julio pasado fuimos al Mar de Caspe (Ebro, Aragón) mi hijo y Yo.Lo de Mar le queda bien porque es una zona preciosa e impresionante del río. Salimos a navegar y en u plis plas ya estábamos lejos y del otro lado de la ribera.
Quisimos volver, enganché cabo de remolque al kayak de mi niño y a palear...
Pasaron más de media hora sin moverme de sitio, con el viento dándome golpes en la cara, en los dientes, en las pestañas...daba lo mismo la forma que adoptara, si planchado en el kayak, si escondido en la bañera solo con los brazos y la pala fuera...no había caso, en cuanto dejaba de palear (como una bestia, claro) íbamos a para a la ribera nuevamente.
Nunca me había pasado esto en el mar.
Por suerte, Mohamed, hombre que trabajaba en los campos frutales que cruzábamos caminando sin saber como volver a ninguna parte arrastrando sendos kayaks en sus carritos, nos dió un buen ejemplo de solidaridad. Nos hizo dejar los kayaks entre los frutales, fué a por su viejo coche, nos llevó hasta el camping donde estábamos para coger el nuestro mientras nos enseñaba fotos de su familia e hijos en Marruecos contándonos que estaba ansioso por regresar para estar junto a los suyos y para la fiesta del cordero, nos guió hasta donde estaban nuestros kayaks, ayudó a cargarlos y nuevamente nos guió por los caminos hasta la carretera.La guinda del día la puso mi hijo: "bueno Papa, no hemos navegado mucho por culpa del viento, pero hemos conocido gente..."
Me hizo recordar una frase pintada en una pared cuando viví una época en Brasil: "Cuando el hombre sea Gente, la tierra será Mundo".
Ohhhh!...y ya se me fué la olla... (pero todo gracias al viento...)