Autor Tema: Relatos desde Cordoba- Argentina  (Leído 9104 veces)

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Relatos desde Cordoba- Argentina
« : 27 octubre, 2006, 13:59:55 pm »
Hola amigos : Me tomo la libertad de enviarles dos relatos de la ultima salida del grupo con el habitualmente remo, como parte del curso de canotaje de la Universidad Nacional de Cordoba.
Si bien en esta salida no participamos ni mi hijo Emilio ni yo, disfrute mucho de los relatos y quiero compartirlos con Uds.
Un gran abrazo
Carlos Martinez
Cordoba- Arg.

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #1 : 27 octubre, 2006, 17:05:28 pm »
poerque no subis un par de fotos, yo estoy en Pilar provincia de Bs. As.

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #2 : 02 noviembre, 2006, 23:47:03 pm »
Travesías Kayakeras por el Mar de Ansenuza. Octubre 2006
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PRIMERA PARTE
         
               Pantanales del Oeste – Encuentro con el Hombre de Tigre


Texto y redacción: Diego Villafañe
Correcciones, estadísticas y georeferenciación: Roberto Milano

?   Objetivos centrales de la travesía:
-   Disfrutar desde una concepción holística  la navegación por Ansenuza, mar interior de agua salada, quinto a nivel mundial por su extensión, ubicado al noreste de la provincia de Córdoba, de aproximadamente 120 Kilómetros de ancho por 100 de largo; sitio que cumple con todos los criterios de “Ramsar” (O.N.G’s Suiza, reconocida como el único convenio medioambiental que se ocupa de un ecosistema específico) y es considerado uno de los humedales más importantes en Argentina, por la riqueza de su biodiversidad.
-   Explorar las islas El Rolo y territorios inundables interiores de la costa oeste, aún no descriptos en crónicas de navegación, a los que no han llegado navegantes sin ayuda de elementos propulsores mecánicos.
-   Visitar la zona de pantanos de la región oeste, lugar de avistaje de  grandes aves acuáticas: flamencos, cisnes, maca grande, garzas, etc.
-   Compartir la experiencia con otros 8 kayakistas que completarán la flota.
?   Tiempo previsto: tres días, más uno de reserva, a mediados de octubre de 2006. Siempre se programa un día extra por eventuales dificultades, atendiendo especialmente a las cambiantes condiciones meteorológicas. Se considera navegable cuando el viento, la variable de mayor influencia, no supera los 27 Km/h.
?   Campamento base: Campo Mare, península de cuatro kilómetros de largo por dos de ancho, ubicada en la costa suroeste de Ansenuza.
?   Distancia total aproximada a recorrer: 120 kilómetros.
?   Recursos tecnológicos: fotografías satelitales: NASA, CONAE y LANDSAT 7,  geo-referenciadas en el GPS (navegador satelital). Unidad meteorológica con predicción para 12 horas. Anemómetro portátil. Brújula y compás de navegación. Telefonía celular (utilizable sólo en el 20% del trayecto). Pronóstico meteorológico satelital.
?   Participantes, procedencia y embarcación utilizada:
- Roberto Milano y Diego Villafañe de Villa María, provincia de Córdoba. Kayak: SDK Kaiken doble travesía.
-   Diego Pereda y Sergio Barrera de Córdoba Capital. Kayak: SDK Kaiken doble travesía.
-   Carlos Nieto de Carlos Paz, provincia de Córdoba. Kayak: SDK Yámana.
-   Eduardo Ibañez de Córdoba Capital. Kayak: Weir Cruz Diablo.
-   Jorge “Toto” Soria y Sebastián Álvarez de Rosario, provincia de Santa Fe. Kayak: Weir Franky y Markopolo II.
-   Alejandro Battaíno de Río Ceballos, provincia de Córdoba. Kayak: Weir Markopolo I.

?   Primer día (43 km): Campo Mare – Isla Tigre. El pantano nos devora.
 La noche del jueves, anterior a la partida, nos encontramos todos en Campo Mare, llegamos primero y aprovechamos con Roberto para charlar con nuestros cálidos anfitriones, Pichón, Negrita y Roberto Mare. Conversamos largo rato y le pasamos el parte de navegación para los próximos días: derrotero previsto y estado del tiempo. Sabemos que estará complejo el día sábado, con viento fuerte y tormenta eléctrica, aspecto que nos condicionó a escoger el plan “B”, que consiste en recorrer los pantanales de la costa oeste, avistando las nutridas colonias de flamencos y cisnes coscoroba, arribando para pernoctar en la isla mayor del pequeño archipiélago de El Rolo, lugar al que ningún kayakista ha accedido. Si bien el lugar está  a más de 50 kilómetros, somos optimistas y confiamos en la ayuda de las muy buenas condiciones climáticas previstas para mañana viernes, ya que contaremos en algunos sectores de navegación con viento suave de popa que dará las naves unos nudos más de empuje y velocidad. Apostamos por la certeza del fiel portal cibernético (www.windguru.com). Mañana sabremos en cuánto acertó... o erró.
 No hay problema, estamos preparados para afrontar lo imprevisto, ya que conocemos los caprichos y dificultades de este particular espacio geográfico siempre cambiante y diferente, de ahí la particular atracción y tremendo respeto que nos provoca. Pero, ¿todos los compañeros de travesía estarán en las mismas condiciones de preparación mental, técnica y física? Esperamos que sí y hayan adoptado una postura filosófica próxima a la del kayakismo holístico.
 Alrededor de las 23:30 horas, el cálido viento del noreste acompaña la llegada  de la mayor parte del equipo, se explica y discute el recorrido planificado, mientras los rosarinos preparan tres sábalos a la parrilla; se hace difícil pegar un ojo con tanto movimiento culinario,  hacemos un esfuerzo, ya que mañana será dura la remada.
 Despertamos temprano, a las 06:30 horas estamos desayunando y disfrutamos la salida del sol desde el iglú junto al casco de la estancia, los Mare duermen aprovechando la tranquilidad del entorno. Con la ayuda de los autos bajamos los botes hasta la playa, distante un kilómetro. Se ve suave, fina, limpia, esta espléndida y extensa, se nota la importante bajante de las aguas de la mar, según los locales hace más de 12 años que no desciende tanto, ya van poco más de dos metros desde la cota máxima registrada en el 2003. Otro misterio más del comportamiento del Mar de Ansenuza, nadie sabe ni se anima a predecir qué pasará en el futuro.
 Mientras descendemos a la playa, se cruza ante nosotros, sin mayores apuros una estupenda serpiente falsa coral, se deja fotografiar unos segundos y después decide despedirse, excelente encuentro para comenzar los avistajes de fauna en su medio.
 Descargamos los botes con algo de retraso, parece que la tertulia fue larga anoche, aprestamos los últimos detalles, nos despedimos de los que quedan en tierra y partimos con rumbo 330° (noroeste), surcando con tranquilidad las por ahora suaves ondas de Ansenuza que no superan el medio metro, hay viento del este, la diosa sanavirona de la leyenda, protectora del lugar parece decirnos: - Vengan tranquilos, pasen... Pero hay que desconfiar un poquito, está demasiado amable y sabemos por experiencia que es muy celosa con los visitantes, sobre todo con los que no respetan el entorno.
 La confianza mata al hombre dice un refrán, poco tardan en levantarse olas más grandes que dificultan el desplazamiento, especialmente afectados se encuentra los compañeros de Rosario, que no pueden sostener la dirección ni la velocidad adecuada; aunque cueste creerlo estos experimentados kayakistas llevan botes que nunca han navegado antes, gentilmente cedidos por Weir para este evento. El avance está complicado, estamos por debajo de la velocidad mínima prevista que permitiría acceder a El Rolo, hay que levantar el nivel.
 Carlos ata una cuerda al kayak de Sebastián para ayudarle en la dirección, lo que mejora el avance. Pasamos sin mayores novedades la zona de La Elisa, Sacavino y El Martillo, también la hostil isla Palos. Ya llegando a los 20 km de marcha, hemos recuperado algo de tiempo. Nos internamos lentamente en una zona baja de pantanos cubierta por el bosque fantasma. La ola ha disminuido, los árboles quemados por la sal  asoman por miles, como un ejército de estatuas retorcidas y desnudas muertas de pie. La zona es escogida por grandes colonias de flamencos y cisnes para alimentarse. Aparte de los crustáceos de caparazón calcificado que comen estas aves y los navegantes a remo, no hay otros seres vivos en muchos kilómetros a la redonda. Alucinante experiencia, en un lugar inaccesible para el común de los mortales y para otro tipo de embarcación que no sea un kayak.
 Los grupos de esbeltos rosados y agitadores coscorobas se suceden por cientos, un espectáculo maravilloso de movimientos elegantes y sonidos de alerta ante la presencia del extraño. Hoy ya sabemos que es esta una función, un show que no nos cansaremos de disfrutar, ¡estamos vivos! Botnia y las papeleras que condicionan el progreso a la extinción de la flora y fauna, todavía no llegaron a Ansenuza, todavía sentimos la sangre de la naturaleza  que corre y no está presa, con su certificado de defunción firmado.
 Beneficiados por la bajante encontramos un pequeño atolón inundable, de arena y árboles muertos, es la capital de cisnelandia, apenas ven que encaramos hacia el islote huyen abandonando el sitio, parece que no lo defenderán de los invasores; pero tranquilos, almorzamos y nos iremos. En el lugar hay restos de una vivienda o tinglado, así como un surgente entubado a unos 30 metros de la costa, que vierte sin cesar miles de litros de agua dulce, excelente para refrescarse y limpiarnos un poco la sal.
 La sombra solar indica que son las “12:34 horas”, aprovechamos para hidratamos las pieles expuestas a Inti, hace calor (30°), es alto el consumo de líquido. Estamos a menos de la mitad de camino. Ingerimos energéticos y seguimos la remada por el pantanal, ahora debemos buscar rumbo 300°, pero hay inconvenientes, en esa dirección hay pantano bajo e impenetrable, debemos abrirnos hacia el norte intentando esquivar los retorcidos troncos que lucen el impecable y clásico blanqueado de la sal. Pasado este bosque entramos nuevamente a mar abierto, conviviendo con las olas y el viento, las condiciones son estupendas, brisa del este, por fin a favor.
 La tirada con buen rumbo dura apenas media hora, sin esperarlo nos encontramos con otro pantanal, el espectáculo nos conmueve, hay miles de flamencos, el horizonte es una línea gruesa y rosada, intentamos aproximarnos pero antes de los 100 metros levantan vuelo mostrándonos otra función de deleite. Obtenemos varias tomas fotográficas muy interesantes, mientras los botes avanzan lentamente debido a la baja profundidad, el promedio desciende y se nos complica la llegada.
 Algo más de media hora lastimando con los remos el suave barro y salimos nuevamente a mar despejado, ya se distingue a lo lejos una alta arboleda en medio del horizonte sin fin, el navegador satelital (GPS), nos indica que faltan cerca de 13 kilómetros  para El Rolo, hemos retomado la dirección correcta y avanzamos a buen ritmo, pero... nada es para siempre, nos encontramos con otro pantanal sembrado de árboles sin vida, los flamencos paraditos en 20 centímetros de agua nos indican que no pasaremos, está muy bajo, estamos jugados con el tiempo, faltan sólo 10 minutos para las 17:00 horas. Debemos descender de las embarcaciones y pechar los kayaks hasta salir del pantano, vemos un atolón a la derecha, hacia el norte (0°) y parece que hay profundidad más allá del arenal.
 Hay reunión urgente de timoneles, los desarrollados y molestos tábanos parece que también están invitados. Debemos decidir si seguimos hasta El Rolo a unos 11 kilómetros con rumbo 300° o doblar hacia los 0° a la isla Tigre, distante 5 kilómetros y visible con claridad. Por mayoría se toma la opción hacia Tigre, ya que si ponemos proa a El Rolo y nos llegáramos a topar con otra u otras zonas bajas, el arribo sería de noche, algo totalmente desaconsejable, sumamente peligroso.
 A toda marcha con viento en contra, Carlos marcó más de 45 km/h en su anemómetro, tardamos cerca de una hora en llegar a Tigre, nos queda poco tiempo de luz para armar campamento, para peor la playa es muy extensa y la arboleda escasa para protegernos mañana del frente sur que se viene asomando. Elegimos la playa que nos parece más adecuada y entre todos subimos uno por uno los pesados botes hasta la zona de arbustos. Sin mayores trámites se arman las cinco carpas, alertando a los compañeros que busquen un poco de reparo entre el monte, pero parece que no hay muchas ganas o creen que no será necesario, hasta algunos armaron la boca de su “casa” hacia el sur...
 Tigre en realidad está formada por tres islas separadas por estrechos canales de no más de 200 metros, pero en la actualidad está todo unido por el efecto del descenso de las aguas. En total tiene aproximadamente 5.000 metros de largo por unos 600 de ancho. Isla en la que años atrás supimos ver huellas de gato montés y de acorazados quirquinchos (peludos en criollo). Hoy, dos años después del primer arribo en kayak, el lugar ha perdido verde, pocos árboles sobreviven, el monte impenetrable no se ha podido desarrollar como en las otras islas, los matorrales bajos y achaparrados que conviven con leñosos troncos sin vida dominan el paisaje. En los alrededores del campamento no se ven huellas de animales, sólo algún pozo no muy reciente cavado por los resistentes peludos o mulitas.
 Ya sin luz natural y todo el material desplegado, nos higienizamos lo mejor posible sacando los restos de “charqui” en nuestras saladas pieles; pero lo bueno es que el barro y el agua aún conservan las famosas propiedades curativas que todos buscaban cuando en la primera mitad del siglo XX, la mar era sólo un tercio de lo que es ahora y la concentración salina era de 300 gramos en un litro de agua (actualmente es de 40 gramos en un litro, 10 gramos más y morirán todos los peces). Es sorprendente, lo hemos reflexionado en grupo, cómo se curan las heridas y lo impecable que queda la piel luego de recibir estos elementos (agua, barro y arena), suave y sin necesidad de emplear humectantes artificiales para evitar el desecamiento clásico por la prolongada exposición al sol y al aire libre.
 También es llamativo el calor, (máxima registrada de 34°C), que hace disminuir peligrosamente las reservas de agua potable. La unidad meteorológica portátil indica casi 30° a las 21 horas, anunciando desmejoramiento para las próximas horas. Casi no hace falta la indicación del instrumento, los relámpagos aún lejanos, dibujan complejas figuras en el horizonte, recordando lo pronosticado: en teoría serán 30 milímetros de lluvia y ráfagas de no más de 35 kilómetros por hora del sur; pero por experticia reconocemos que en este espacio despejado, Eolo el guardián de los vientos, se potencia y duplica su velocidad sin mayores preocupaciones.
 Mañana, si el viento nos permite navegar, iremos hasta El Rolo y luego regreso a Tigre o a Sacavino (rumbo a Mare). Si no podemos navegar, lo más probable, exploraremos la isla en busca de señales de fauna y flora, visitando un antiguo campamento que hicimos con Roberto Milano en el año 2004.
 Con la carpa y todo los elementos asegurados cenamos tranquilos a la luz de las estrellas y de las linternas. Por suerte no hay mosquitos ni otros insectos voladores clásicos de la región, si hay hormigas, rojas y pequeñas que insisten en inspeccionar los tambuchos de los botes en busca de alimentos. Es una noche excelente para recuperar el sueño perdido.     

............... CONTINÚA ..........

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #3 : 02 noviembre, 2006, 23:50:42 pm »
Travesías Kayakeras por el Mar de Ansenuza. Octubre 2006
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SEGUNDA PARTE Y FIN
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               Pantanales del Oeste – Encuentro con el Hombre de Tigre


Texto y redacción: Diego Villafañe
Correcciones, estadísticas y georeferenciación: Roberto Milano 


 
?   Segundo día (10 km - trekking): Encuentro con el “Hombre de Tigre”. 
 Después de una noche cálida y apacible acompañados por los agudos y monótonos recitales de grillos nativos; recién a las 06:00 horas se incrementó el viento del sur y también el rugido de los truenos cada vez más cercanos, nos asomamos para ver la mar que comienza a encresparse anunciando la llegada del foco del vendaval. Le damos otra revisada a los tensores de la carpa y adentro, seguiremos durmiendo un poco más esperando que las telas resistan lo que se viene.
 Finalmente la lluvia no fue muy copiosa, estimamos que no más de 15 milímetros, que con la sed de meses de las pasturas y el suelo, fueron rápidamente absorbidos. En cuanto al equipo nuestra carpa “Eureka” ni se enteró del viento y del agua; aunque no sucedió lo mismo con el resto del grupo, que sufrió algunas entradas de agua y roturas menores a causa de las intensas ráfagas de viento.
 En estás condiciones extremas uno reconoce el valor agregado de los materiales técnicos específicos para estas travesías.
 Alrededor de las 09:00 horas, ya no llueve, salimos de las tiendas y desayunamos algo caliente al buen reparo de los arbustos, lentamente comienza a despejarse el cielo pero persiste el fuerte viento del sur (180°) que nos dificulta avanzar a pie, las rachas matinales marcan en el anemómetro 76,5 km/h de máxima, las olas superan los dos metros y pasan con velocidad vertiginosa por la punta oeste de la isla, no será un día navegable.
 Antes del mediodía, ingerimos algunos energéticos y comenzamos la caminata de exploración hacia la otra punta de Tigre, aprovechando la bajante podremos atravesar los canales internos y caminar sin problemas por la extensa playa. Vamos siete, en el campamento sólo se quedan Toto y Sebastián (rosarinos), se los ve algo cansados. Nos ponemos en marcha hacia la primer parada (2,3 kilómetros) en la parte central de Tigre, donde se encontraría el antiguo campamento del 2004, siguiendo los datos del GPS.
 Nos sorprende lo seco del monte, la mayor parte de los árboles están muertos, no hay huellas de animales salvajes como en otras islas de la mar que hemos visitado; además, del campamento no hay la menor señal, ni siguiera sobrevivió una inscripción con fecha de arribo dejada en el 2004.
 Seguimos el derrotero, Carlos, Roberto, Sergio, Diego P. y Diego V., mientras Eduardo y Alejandro no se muestran interesados en la exploración y regresan a la base. A todo esto, disimuladamente, nuestros movimientos son observados de lejos por acurrucados grupitos de flamencos, esbirros de la Diosa Ansenuza, que resisten la fuerza del viento que ahora marca rachas máximas de 58 km/h, viene en lenta baja.
 Llegando hacia el extremo este de la isla, Roberto nos llama con vehemencia: - ¡Hey, vengan encontré algo y es humano!
 Nos acercamos y no lo podemos creer, ¡es un cráneo completo!, sólo le falta el maxilar inferior. Está semienterrado en la arena a escasos 10 metros de la cota máxima de agua. Nos arrodillamos y comenzamos a observar otros huesos cercanos, las cámaras documentan el increíble e inesperado hallazgo. Desenterramos los restos con cuidado, la escena parece de algún documental de National Geographic, cuando los arqueólogos desentierran fósiles; pero este es de un humano, le ponemos nombre, es el “Hombre de Tigre”. Hay una clavícula y otros huesos presumiblemente del brazo o pierna. Inmediatamente comienzan las especulaciones: ¿Quién sería? ¿Cómo llegó aquí? ¿Habrá más huesos?
 La dentadura se ve completa pero muy gastada y sin arreglos dentales modernos, quizás sea un aborigen sanavirón, recordemos que habitaron la región hace más de cuatro mil años y hasta la llegada de los españoles, que los exterminaron. O será uno de los tantos ahogados en la mar que no se halló nunca el cuerpo. Carlos propone llevar los restos a sus colegas de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) para el análisis, es muy buena idea. Mientras se debaten estos temas Roberto anuncia otro hallazgo, como a unos 8 metros está el maxilar faltante, completo, sin arreglos dentales modernos, con los molares y colmillos muy gastados, también se destaca una carie muy pareja y profunda, los restos están intactos, ¡impresionante, estamos sacudidos por el encuentro!
 Marcamos el waypoint en el GPS y con parte del esqueleto del Hombre de Tigre a cuestas regresamos al campamento; en la caminata el sol a pleno tiñe las pieles de los caminantes, mientras el viento se mantiene constante (45 km/h), y la dirección ha variado hacia el sureste (155°).
 Luego de haber recorrido más de 8 kilómetros ida y vuelta, es hora del postergado almuerzo buscando la sombra de los arbustos. La tarde transcurre entre charlas e hipótesis sobre el origen del Hombre de Tigre. Pasan los mates y las picadas; la prolongada merienda deja volar nuestra imaginación, disfrutando de la colorida puesta de sol como pocas. Ya Eolo se ha fatigado y las rachas apenas superan los 20 km/h, es un buen anuncio para la navegación de mañana, ya que sería muy interesante poder llegar hasta El Rolo distante 12 kilómetros.
 Bueno, volviendo a la aventura, mañana si acierta el pronóstico se podrá navegar, ya que el viento será del cuadrante sur (entre 180° y 150°), de frente, con intensidades que no superarán los 20 km/h. Por su parte la unidad meteorológica indica tiempo estable y soleado.
 Los minutos pasan y ya es tiempo de la cena, hay dos sustanciosos platos al reparo del follaje: arroz con hongos, atún y huevo duro; mientras que la otra opción es guiso de mostacholes y lentejas con salsa roja y el agregado de mejillones. Luego postres, sobremesa en la playa y a dormir que mañana es larga la jornada, programamos a las 06:30 horas la levantada y para las 08:30 horas la partida.


?   Tercer día (37 km): Tigre - Pantanal - Campo Mare.  El sur amenaza por la tarde.
 Amanece fresco (mínima registrad de 12°C), el día es el esperado, totalmente despejado con viento sureste (170°) que no supera los 22 km/h; desayunamos chocolate caliente (lástima que faltó la batidora de Carlos para la espuma). Sin prisa pero sin pausa desarmamos el campamento y botamos a las 08:20 horas con el Hombre de Tigre incluido, excelente performance.
 Avanzamos a ritmo sostenido por mar abierto, a alrededor de 6 km/h, las olas pequeñas, de apenas 30-40 centímetros no molestan, temperatura agradable de 18°C, hasta aquí es un día envuelto para regalo. 
 Superados los 12 kilómetros ingresamos a la zona de pantanos, pretendemos acceder al islote en que paráramos a la ida, se nos hace esquivo entre el palerío, pero no hay problema ya que el espectáculo lo ponen los flamencos y cisnes, sin dudas en esta travesía hemos visto miles, nunca el avistaje fue tan numeroso, un delirio para los sentidos. Lo que no hemos visto son ejemplares muy jóvenes, pichones por ejemplo, esto evidencia que es sólo una zona de alimentación de aves adultas, no de reproducción y cría.
 Cerca del mediodía arribamos al atolón, buscamos una playa limpia y descendemos para estirar las piernas, desentumecer las nalgas y almorzar. También aprovechamos para discutir la estrategia de navegación, ya que faltan más de 24 kilómetros para Campo Mare. Al comenzar nuevamente la remada disfrutamos del refresco del antiguo surgente de agua dulce, entre tanta sal.
 Al poner rumbo a Mare (145°) nuevamente por mar abierto, advertimos un preocupante aumento del viento, la dirección es 140-130°, casi de frente, pero la velocidad marca rachas que superan 30 km/h, como consecuencia las olas comienzan a incrementarse, 40, 60, 80, 100 centímetros, los kayaks trepan y castigan contra las paredes de agua que nos empapan completamente, la velocidad de la flota también se ve afectada, la gente que no navega con sus botes habituales tiene dificultades para mantener velocidad y rumbo, hacemos el aguante, cada tanto nos reagrupamos. Por suerte las ráfagas no pasaron a más.
 Al pasar a la altura de Sacavino y El Martillo comenzamos a divisar la imponente y alta península de Campo  Mare, faltan más de 11 kilómetros y parece que alguien tira para atrás la tierra, no llegamos más. La larga remada de más de 8 horas comienza a pasar la factura a nuestros cuerpos.
 Lentamente se comienza a divisar la playa y la pequeña casa derruida al costado. Finalmente a las 17:20 horas desembarcamos, nos abrazamos contentos por lo vivido y estar de vuelta en el campamento base.
 Posteriormente, en la charla con los Mare, les relatamos el emotivo encuentro con el “Hombre de Tigre”, argumentando nuestras hipótesis sobre procedencia, ellos  descartaron la posibilidad de que se trate de un ahogado cuyo cadáver no se ubicó; afirman que hay muchas posibilidades que se trate de un “nn”, uno de los tantos desaparecidos hace 30 años, tal vez pasajero de los tantos “vuelos de la muerte”, víctimas del nefasto Proceso de Reorganización Nacional. Cuentan que en numerosas oportunidades escuchaban sobrevolar aviones militares sobre la mar, Pichón nos relata:
 - Los aviones grandes del ejército pasaban muy seguido en esa época, siempre era a la tardecita o a la noche, una vez yo estaba pescando, levantando la red y pasó uno tan cerca que me movió la lancha, vieras cómo la sacudió... (hace un gesto de inestabilidad) y casi caigo al agua, tuve suerte de no caerme...
 De esta manera encontramos otra nueva hipótesis sobre el origen del Hombre de Tigre, esperaremos los resultados del Departamento de Investigación del Museo de la UNC, Carlos Nieto nos mantendrá informado de los avances. Ojalá se devele el misterio, uno más de los muchos que nos aguardan y guarda la Diosa Ansenuza, celosa y expectante protectora del lugar, que nuevamente le regaló frescura y vitalidad a nuestras pieles.   

HASTA LA PRÓXIMA


 Últimos datos recibidos: la noticia del hallazgo del Hombre de Tigre, es difundida por los medios televisivos, concretamente Canal 10 de Córdoba, entrevistó al Lic. Carlos Nieto,  dando cuenta además del informe de los antropólogos de la UNC, que expresaron:
 - Por los rasgos morfológicos es un individuo adulto de sexo masculino, mayor de 25 años, tiene todos sus huesos bien consolidados, con una excelente dentadura. Lo que no podemos saber todavía es la causa de la muerte o algunas otras características extra, como por ejemplo la talla, la altura. Por lo que ellos nos están diciendo (navegantes), está asociado a elementos de una sociedad agro-alfarera o por lo menos alfarera, quiere decir, que probablemente, y por los datos de distribución de los materiales que encontraron y de las fotos que vimos, podemos ubicarlo aproximadamente en el 900 ó 1000 de la era Cristiana.
 Durante las próximas semanas se efectuarán más estudios para determinar con mayor precisión, los datos completos de los restos fósiles.   

................. fin ............

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #4 : 03 noviembre, 2006, 00:04:29 am »
Ansenuza Antropológica
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13-14 y 15 de octubre de 2006.


En la guerra de Troya, del bando griego sobresalieron dos héroes.    El primero fué Aquiles, quien era casi indestructible, extraordinario guerrero y practicamente invencible.

   Sin embargo, considero (aunque parezca paradójico), que ésta cualidad puede llegar a tener efectos contraproducentes.
    Porque quienes la poseen, se vuelven temerarios al saber que la posibilidad de que ocurra algún contratiempo grave, es ínfima, casi despreciable.


   Y en la vida sólo los necios desdeñan el riesgo; los sabios, en cambio, se preparan para enfentarlo.
       Además, estamos hablando de la posibilidad probabilística y no de la estadística.

   Me explicaré con un ejemplo:    Que canten el cero en una tirada de ruleta, tiene una probabilidad de 1/37, es decir bajísima.    Pero la posibilidad estadística que salga dicho número luego de 111(3x37)tiradas de bola, es muy alta, cercana al cien por ciento.    Lo que significa que si uno repite muchas veces una situación en donde tiene pequeñas chances de que algo ocurra...
terminará ocurriendo.

   Eso le sucedió a Aquiles.
    Debido a su alta exposición al riesgo, por su participación en tantos combates exitosos, terminó siendo herido en su único punto débil: el Talón.
    Fatalidad casi imposible de que ocurriera, pero que a la postre ocurrió y le causó a la muerte.

   El otro héroe de esta guerra, que se pierde entre las brumas mitológicas de la leyenda, fué el rey de Ítaca.
    Ulises no tenía las carcterísticas peculiares de "cuasi-indestructibilidad" , pero estaba dotado en cambio, de gran inteligencia y astucia.

   De él, Homero relata tres sucesos, siendo el primero y el tercero los que han quedado en el recuerdo, a través de milenios.
     Sin embargo, creo sinceramente que su mayor logro fué haber conseguido el segundo.    Porque sintetiza en sí mismo, el objetivo prioritario de toda persona que participa en actividades de aventura.

 1- Propuso la solución que llevó al ejército griego a     la victoria: el Caballo de Troya.

2- Llegó con vida a la finalización de la guerra.

3- Regresó a su casa-isla-reino, en un viaje por mar    que duró largo tiempo.
        La excesiva duración de la travesía, se debió a que Odiseo no navegaba por cualquier sitio, sino a través de uno de los escenarios mas encantadores del planeta: el Mar Egeo.    Y la belleza de éstas aguas se debe a su transparencia, a su sol, a los cálidos vientos, pero fundamentalmente a la presencia de sus islas.

   Porque las islas le dan personalidad a las aguas que las rodean.    La existencia de una isla induce, como primer paso, a averiguar donde está situada.    (Ello generó el inicio de la cartografía náutica.)    Luego, obliga a conocer el camino para poder llegar a la misma.    (Siendo ésto el orígen de la navegación instrumental.)    Y posteriormente requiere que se adquiera el dominio de la embarcación, para arriesgar el cruce por aguas abiertas.
        Las islas son para los kayakistas de travesía, (como lo fueron para Ulises), una insistente invitación a recalar en ellas.

   Buscando islas, es que llegamos a Campo Mare, en la costa sur de la gran laguna salada de Ansenuza, mar interior (cuenca cerrada), ubicado al NE de la provincia de Córdoba.
    Arribamos, al caer la oración del 12 OCT, siete cordobeses del autodenominado Peperina Team y dos rosarinos, que se incorporaron a nuestra pequeña flota.

   El pronóstico anunciaba un viernes con suave brisa del N, pero un sábado con fuerte viento S.
    Esta situación es potencialmente peligrosa en éstas aguas, porque allí se generan olas enormes que tiran hacia mar adentro.
    Impidiendo además el retorno a la costa, por ser (en éstas condiciones) la velocidad de avance de un kayak, cercana a cero.
 

   El proyecto original consistía en rumbear hacia el pequeño archipiélago "Hueco de los Locos" (al NE de la isla grande de El Mistolar) y hacer noche allí.
     Continuar al día siguiente hacia Salvación, explorarla y regresar (en el mismo día), a los Locos.

   El trayecto a realizar entre el Hueco y la desembocadura del río Dulce, requiere de dos jornadas en kayak.    Por tal motivo, para efectuar un viaje razonable hacia tan anhelado como dificultoso destino, era indispensable poder recalar en algún sitio, a mitad de camino.

   Roberto "Américo Vespucio" Milano, interpretó que cierto punto avistado en las nuevas cartas satelitales, semejaba una ínsula aparecida debido a la bajante de las aguas.    La bautizó "Salvación" porque su existencia daba solución a nuestro problema.
    Con gran expectativa y entusiasmo, nos pasamos los últimos cinco meses haciendo planes y conjeturas acerca de ella.    Era menester entonces, realizar una expedición exploratoria, para confirmar nuestras suposiciones.


   Pero en Mar Chiquita el hombre propone y Eólo, dios de los vientos, dispone...
    Por tal motivo, cambiamos nuestros planes y zarpamos el viernes a la mañana, proa al Noroeste.

   Buscábamos la isla Rolo, ubicada mas allá de un gran asentamiento mixto de cisnes blancos Coscoroba y flamencos rosados.    Considerábamos que manteniéndonos mas cerca del continente, minimizaríamos los riesgos del viento Sur, en el caso de presentarse antes de lo anunciado.

Navegar en Ansenuza es lo máximo.

   Tiene la onda marina y el clima oceánico, con mas
la avifauna lacustre del humedal.
   Y navegar en kayak me copa.

   He saltado en paracaídas, he volado planeadores y
parapentes (remolcado), he buceado en apnea, he subido
las sierras cordobesas, hasta llegar a una altura
donde se siente otra presencia.

   Cabalgo un pingo de los buenos, en mi pago.

   He trepado (y bajado) dunas de arena en
cuatriciclo.

   Busco nadar en aguas abiertas los días de tormenta,
cuando estoy en el mar.
   He ganado (una sola vez en mi vida), cinco manos
seguidas al "Punto y Banca" (sin retirar la apuesta
máxima), en el casino de Alta Gracia.

   Pero remar los botes esquimales me gusta mucho mas.

   Quizás debido a que la participación del palista
(sobre todo en single), es absoluta.

   Y cuando se consigue hacerlo sin fatiga y sin
fastidio, la integración al medio es total.

   Porque al no ser ya prioridad propulsar el navío,
la mente queda liberada y puede distraerse en otros
menesteres.

   Y es entonces cuando aparecen los olores, los
sabores (la sal en los labios), los sonidos, la
caricia del viento, el abrigo del sol, el balanceo
asimetricamente constante, la agradable sensación de
deslizarse por un medio que ofrece escasa resistencia,
la belleza indescriptible de las aves, la cálida
compañía de los compañeros y la sensación de la
presencia de Dios.
   Que, aunque a veces no tenemos la certeza de su
existencia, en ésos momentos pareciera que sí.

   Después de varias horas recalamos en el islote
Cacanova, límite meridional de una inmensa zona donde
habitan aves acuáticas.
   El nombre se lo puso Roberto, debido a la cantidad
de excrementos de tamaño similar a los de un perro,
que se encontraban diseminados por todas partes.

   Buscando responsables, supusimos que pertenecían a
los simpáticos Coscoroba que por allí abundaban.
   Vimos también las ruinas sumergidas de lo que fuera
antes de la inundación, una casa habitación.

   Y el chorro vertical de agua dulce (pero no
potable), de un surgente entubado, hoy fuera de
servicio.

   Allí almorzamos y continuamos luego nuestro
derrotero, siempre proa al Noroeste.
   Atravesando irreverentemente, el idílico país de
los cisnes blancos y los flamencos rosados.

   Esta experiencia la he descripto muchas veces, pero
siempre temo no poder transmitir lo que en ese momento
siente el protagonista.
   A tal extremo, que cuando involuntariamente
hacíamos volar las aves, maravillados por el
espectáculo que veían nuestros ojos, nos preguntábamos
en silencio:

   -¿Tenemos derecho de irrumpir su hábitat privativo
y molestarlos con nuestra presencia fuera de lugar?

   Sin atravernos a contestar ésa pregunta, nos
quedaba el consuelo de que lo hacíamos de la manera
menos traumática posible, y que disfrutábamos
absolutamente de semejante magnificencia.

   Continuamos remando varias horas, siempre proa al
Noroeste.
   Soplaba el viento por la aleta y detecté ciertas
dificultades para escorar y corregir el rumbo de mi
kayak.
   Nunca antes mé había ocurrido eso, ¡carajo!
   ¿Sería que mis amigos tenían razón, en nuestra
eterna discusión del uso del timón?
   Sospeché que había cargado en exceso la zona
delantera; cosa que pude comprobar el día domingo,
cuando al estibar correctamente, no se presentó mas
dicho problema.
   
   Nos encontrábamos a unos ocho kilómetros de Rolo,
ya entrada la tarde, cuando perdimos calado y
necesitamos arrastrar los kayaks.
   La mar está baja y ocurrió algo que no habíamos
advertido, y que de golpe modificaba sustancialmente
nuestra situación.
   Caminamos puteando, para volver a embarcar cuando
encontramos profundidad.
   Remamos otro trecho y encallamos nuevamente.
   Caminamos, reembarcamos y volvimos a navegar.
   Y por tercera vez tocamos fondo...

   En ése momento tomé conciencia que la zona de
bajíos podía continuar indefinidamente, que ya
terminaba la tarde, y que al día siguiente soplaría el
Sur insistentemente.
   Y me entró miedo súbito.

   Es increíble como una situación totalmente
controlada, puede convertirse (en un sólo instante) en
la antesala del caos.

   Pasando entonces, de una actividad de aventura
perfectamente planificada, a una experiencia de
riesgo, no controlada ni deseada.
   Y si éste fenómeno ese manifiesta contra-reloj, la
gravedad se potencia.

   -¡Caminemos hacia el N! ¡Salgamos del bajío y
naveguemos hacia la isla Tigre! -propuse a los gritos,
a nuestros diseminados compañeros.
   -¡Si vamos a Tigre, mañana no podremos salir, a
causa del viento S! -comentaron algunos.

   -¡La prioridad no es salir mañana, sino llegar hoy!
-contesté preocupado.

   Todos coincidieron y enfilamos a nuestro nuevo
destino, primero a pié y luego en kayak de travesía.
   Como ahora el viento jugaba en contra, estábamos
cansados y con la moral baja, este tramo fué el mas
fatigoso (y fastidioso) de toda la jornada.

   Pero ésa desagradable sensación dejó de existir, en
el momento mismo en que pusimos pié en la ínsula.
   Entonces desapareció el susto, el agotamiento y los
dolores musculares.
   ¡Estábamos en Tigre, a cuarenta y pico kilómetros
de Campo Mare!
   ¡Habíamos tomado posesión de la isla, atravesando
para ello, la Mar!

   El sol se ponía por occidente y sus reflejos teñían
de carmín las alas de una bandada de flamencos
rosados, que volaban en perfecta formación, hacia su
dormidero.
 
   Y entonces Roberto y el Toto corrieron
desenfrenadamente, a buscar sus máquinas fotográficas,
para retratar al astro rey.

A la madrugada del sábado, hizo su aparición el
viento S.
   Sopló todo el día, llegando en algunos momentos a
alcanzar ráfagas de 70 Km/h.
   La carpa se la bancó bien y pudimos seguir
durmiendo tranquilamente, debido a que ya había sido
probada en infinidad de ocasiones anteriores.
   En estos casos, recuerdo siempre el eslogan de una
propaganda comercial: "Todas las carpas son iguales...
hasta que viene tormenta", y agradezco que la mía sea
de buena calidad.

   Los días de viento tan fuerte pueden ser vividos de
maneras distintas, de acuerdo a dos filosofías
antagónicas:

a) Pasar toda la jornada disgustado, quejándose de la
   mala suerte y lamentándo la situación.

b) Disfrutarlos.

   Porque sirven para descansar, caminar, dormir la
siesta, explorar, cocinar con tranquilidad, conversar
y "comosellama"...
para el caso que uno tenga con
quién.

   Un grupo salió a pasear por la playa y regresó
horas después con un hallazgo fuera de lo común.
   Se trataba de un cráneo de homo sapiens completo,
en perfecto estado, mas una tibia, fémur, húmero y un
hueso del hombro.
   Del análisis de la muestra no pudimos sacar muchas
conclusiones.

   No parecía de gran antigüedad, no presentaba
arreglos dentales y lo delicado de sus formas sugerían
la pertenencia al sexo femenino.

   Los ocasionales antropólogos/patólogos aventuramos
varias posibilidades:

1- Indígena (sanavirón, malquesi o quelosi).

2- Ahogado cuyo cuerpo nunca fué rescatado.

3- Criollo de la zona (con aversión a los
   odontólogos.)

4- Individuo que descendió de un avión en movimiento,
   hace unas tres décadas.

   Mirando el cráneo, recordé dos frases que solían
escribir los alumnos de medicina, en la frente de las
calaveras que utilizaban para su estudio:

   "-Yo fuí lo que tú sos...
     tú serás lo que yo soy."

   Sentencia implacable, por medio de la cual nuestro
compañero de especie nos recordaba el inexorable
capítulo final, del que no podremos escapar ningno de
los mortales.

   Al caer la oración caminaba por la playa, mirando
el rosado volar de los flamencos y el blanco romper de
las olas, en el sitio donde cambia la profundidad.


   Entonces me puse a pensar, influenciado por la
presencia del nuevo integrante del grupo, en la
posibilidad de completar la mencionada sentencia,
redactando una pequeña sexteta.


   Luego de varias pruebas, concedí el "imprimatur" a
la siguiente:

   "-Yo fuí lo que tú sos...
     tu serás lo que yo soy.
     Realiza todo lo que hoy
     te pida tu corazón,
     así al llegar la ocasión
     podrás decir: ¡listo estoy!"

   Y como intento (sin perjudicar a nadie), realizar
todo lo que solicita mi corazón...

   Con una sonrisa de aprobación, retorné al
campamento para reunirme con mis compañeros.

   <El viernes siguiente acompañé a Carlos Nieto al
Museo de Antropología de la Universidad Nacional de
Córdoba.

   Los expertos opinaron que los restos presentados
pertenecerían (hay que hacer estudios para corroborar)
a un individuo masculino de un asentamiento
precolombino, con antigüedad probable de mil años.
¿Qué tal, Pascual?

   Aún sigo impresionado al pensar que los huesos de
una persona que vivió hace tantísimo tiempo, fueran
encontrados un milenio después por un grupo de
kayakistas que, viajando hacia la isla Rolo, cambiaron
rumbo a la Tigre, porque las aguas de la Mar de
Ansenuza estaban en baja.>     

   A la noche se armó el fogón, alrededor del gourmet
Toto Soria, que preparó un guiso "con tuti".
   Estos rosarinos no salen a navegar, vienen para
cocinar y de paso reman por añadidura.
   De la nada aparece la leña y enseguida encienden la
fogata.

   Ésta trajo aparejada, además de los ricos olores de
la comida que se va hacienco, los jugosos comentarios
de los sucesos del día y los recuerdos inolvidables de
travesías anteriores.
   Y de amigos que hoy no nos acompañan en este
periplo, pero que están siempre presentes en nuestros
afectos, por participar todos juntos de la misma
entrañable afición.

   El domingo partimos temprano, el viento había
menguado su intensidad, pero seguía soplando un
mediano S.

   Comprobándose una vez mas, que en Mar Chiquita los
aires dominantes...
son los que vienen en contra.
   El par de dobles y los cinco singles navegaban
saltando las olas, la espuma bañaba nuestras caras, el
sol nos acariciaba amigablemente y el viento de frente
frenaba un poco nuestro avance, pero proporcionaba una
agradable sensación de frescor.

   Cruzamos de vuelta la enorme zona de avistaje de
aves (creo que es la travesía en donde mas flamencos y
cisnes he observado) y recalamos, después de algunas
horas en el islote Cacanova, en donde descansamos
media hora, mientras ingeríamos algún refrigerio.

   A mitad de camino del tramo final, comenzó a
divisarse el promontorio de Campo Mare, que se iba
agrandando lentamente, a medida que nuestras
embarcaciones avanzaban hacia allí.

   Concluía de ésta manera una excursión de tres días,
planeada para ir a Salvación, reprogramada para
arribar a Rolo y llevada por la fuerza de las
circunstancias a Tigre.

   En nuestro viaje, como en la vida, distintas
situaciones fueron cambiando, obligándonos a buscar
nuevos horizontes y objetivos.
   El secreto está en darse cuanta a tiempo y poder
adaptarse a las nuevas condiciones.

   Y, por supuesto, disfrutar de ello.

                                         FIN

Les mando abrazo.
Eduardo Ibáñez

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #5 : 03 noviembre, 2006, 13:49:42 pm »
¡Qué gozada de relatos!

Me han hecho soñar despierto. Todavía quedan auténticas aventuras por hacer.

Azken arnasa eman nahi nuke
itsasoari begira

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #6 : 03 noviembre, 2006, 16:29:30 pm »
¡Dios me perdone! , pero creo que Argentina/Chile son los  últimos reductos del kayakismo de exploración.

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #7 : 07 noviembre, 2006, 01:20:44 am »
si Argentina y Chile son todavia para explorar, vengan, seran bien recibidos, con un buen asado, o un locro...en fin.......algo para echar al buche, tambien algo de vino, porque no!!!!!!

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #8 : 08 noviembre, 2006, 10:56:03 am »
Ay osopetit, sería maravilloso, pero estáis un pelín lejos. Aquí no hay mucho por explorar, pero te devuelvo la invitación.

Por cierto, ¿hay más entregas? me han absorbido estos relatos, tanto por el fondo como por la forma, magistral la narración. Enhorabuena a los autores.

Anskar
Azken arnasa eman nahi nuke
itsasoari begira

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #9 : 09 noviembre, 2006, 14:42:42 pm »
Las siguientes imagenes fueron tomadas por Roberto Milano de Villa María - Cordoba - Arg.





Saludos
Carlos Martinez

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #10 : 11 diciembre, 2006, 02:00:26 am »
Contar con miembros Argentinos que comparten '' la poesia '' de sus pagos es un honor.

¡Gracias!

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #11 : 17 enero, 2007, 21:01:14 pm »
las fotos son de la  La Picasa?

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Re: Relatos desde Cordoba- Argentina
« Respuesta #12 : 13 marzo, 2007, 14:56:30 pm »
Hola: el Sabado 3 de marzo pasado nos reunimos para navegar. Les envio un relato de Eduardo Ibañez sobre la salida.
Espero que les agrade.
Carlos Martinez


Queridos amigos:

Cuando los conquistadores españoles ingresaron al
actual territorio cordobés, se encontraron con cinco
ríos, que corrían mas o menos paralelos entre sí, en
dirección W-E.
Haciendo gala de gran despliegue imaginativo, los
bautizaron con números ordinales, de acuerdo a su
posición.

El río Segundo (Xanaes), y el Tercero
(Ctalamochita) , son los que albergan en sus riberas a
las ciudades que poseen la mayor cultura canoística de
todo el sistema.
Y, ésta es la razón por la que cada año, realizan
travesías organizadas al detalle.

El "Desafío del Xanaes" consta de varias etapas;
siendo la última "Puente Marull-Miramar" , ya descripta
con anterioridad en diferentes e-mails.

Un grupo de kayakistas decidimos participar este
año, por ser su organizador Arnaldo Martiañez, por la
simpática posibilidad de navegar alternativamente el
río y la Mar, y para reencontrarnos con amigos a
quienes no veíamos desde antes de las vacaciones de
estío.

Como el sábado a la siesta llovía, en vez de
marchar hacia el camping del puente Marull, como
estaba previsto, enfilé para la casa de Arnaldo, en
Arroyito.

Siempre que llego a ésta ciudad y veo el primer
establecimiento industrial de Arcor SA, única
multinacional argentina desarrollada con capitales
nacionales, no dejo de maravillarme.
Fulvio Pagani y varios vecinos, que no eran
empresarios, sino propietarios de campos, para darle
salida a uno de sus productos (la leche de vaca),
fundaron una fábrica de caramelos.

Hoy realizan y comercializan (en todo el mundo)
unas cien marcas intregradas al proceso, demostrando
que la planificación inteligente y la gestión
correcta, permiten alcanzar los objetivos mas
ambiciosos.

Allí me abracé con el dueño de casa, con Pepo Cano
y Pepe Suarez. Estos dos amigos, recién llegados de
Rosario.
Al evaluar la situación climática, decidimos sin
dudarlo, cambiar la carpa por la habitación de una
hostería, en Miramar.

Pero antes, pasamos por el camping, dejamos una
nota para el grupo que vendría con Carlos Nieto. Y
avisamos por celular a Alejandro Battaíno, que se
encontraba en camino, con su hermano e hijo.

Seguimos viaje hasta El Tío, donde salimos de la
ruta principal, para doblar hacia el N, rumbo a
Balnearia.
A los pocos kilómetros pasamos por la antigua Villa
Concepción del Tío, de la cual sólo se veían las
torres de la iglesia, que sobresalían detrás de un
montecito.
Este poblado, fundado en 1720, se inició como un
fuerte que contenía los avances de los belicosos
indios abipones, que bajaban en malón desde el Chaco
hacia Córdoba.
El trazado de la nueva ruta, pasó a legua y media
de la Villa, por lo que ésta quedó "congelada" en el
tiempo, siendo una verdadera curiosidad para los ojos
del visitante.

A poco mas de andar, cruzamos otro sitio histórico:
el lugar donde el General Paz fué boleado, derribado
de su caballo y tomado prisionero; al toparse con una
partida de Estanislao López.
La habilidad del baqueano que arrojó las "tres
Marías", terminó para siempre, de manera absolutamente
imprevista, con los planes del genial estratega manco,
jefe de la Liga Unitaria del Interior.
En ése momento me hice la misma pregunta que
formulan todos los historiadores cuando tocan el tema:

"-¿Que hubiese sido del devenir de la historia
argentina, si el criollo Ceballos hubiese pifiado el
bolazo?"

Esa noche cenamos todos juntos en una parrilla
diente libre del único poblado ribereño de la laguna,
mientras nos poníamos al tanto de las novedades del
ambiente.

A los postres llegó Arnaldo (que permanentemente se
ausentaba para hablar por teléfono), y con cara
conpungida comunicó: "-¡Las autoridades náuticas han
suspendido el encuentro!"

Hace dos o tres años naufragó un vehículo anfibio
en el lago San Roque, la prensa se ensañó con los
gobernantes que nada controlan, y éstos crearon una
repartición encargada de brindar seguridad en las
aguas provinciales.

Pero cuando las instituciones públicas no funcionan
profesionalmente, el único interés de sus autoridades
es permanecer en el cargo sin problemas.

Por tal motivo, ante una pequeña llovizna y
nubosidad, pero pronóstico de tiempo aceptable para el
día siguiente...
Algún burócrata sin conocimiento del tema, ni
debida información, apoltronado en un cómodo sillón de
la ciudad cabecera, levantó un teléfono y exclamó con
voz grave y decidida:
"-¡Queda cancelado el encuentro canoístico
Marull-Miramar! "

Esta actitud, nos hará reflexionar sobre la
conveniencia de participar en el futuro, en
navegaciones que dependan de la veleidosa voluntad de
un funcionario público, que sobre el tema específico
sabe poco.

El domingo amaneció nublado, sin frío y sin viento.

Yo prefiero Mar Chiquita con ola, por ser ésta la
que pone la diferencia con respecto a nuestros
embalses de agua dulce.
Pero cualquier posibilidad de remar es bienvenida y
partimos de recorrida.

Como en todo grupo debe existir un poder de
decisión unificado, dejamos que Carlos indicara el
rumbo a tomar y el recorrido a seguir.
Y como siempre, nuestro amigo consensuó con el
resto, antes de dar las instrucciones de partida.

Enfilamos hacia el N, buscando las ruinas (en el
agua) del Hotel Viena, el mayor establecimiento que
había en Miramar antes de la inundación grande.

Yo he cenado y jugado a la ruleta en el salón del
casino, en mis años mozos, cuando todavía no era
kayakista.

Debo confesar haber gastado muchas horas en la
búsqueda del "método infalible para ganar a la
ruleta"; y a tales efectos, aprendí (y diseñé) todas
las martingalas posibles.
Pero cuando me dí cuenta que "de Enero a Enero la
plata es del banquero", decidí concluir mi carrera de
ingeniería y me dediqué a trabajar.

Navegamos luego hacia el W, cruzando la boca de la
bahía, hacia Playa Grande.
La flota estaba compuesta por SDK Yamana, Starlock,
Cruz Diablo, Markopolo, el Husky de Pepo, doble Dos de
Enero, triple Weir y una canoa tripulada por una
pareja que salió con nosotros.

En aguas planas hay que dedicarse a "remar", es
decir a propulsar la nave.
Y cuando se "rema" hay que poner la atención en el
estilo, no en la velocidad de paleo.
Remando mas rápido no se consigue incrementar la
velocidad.
Porque el kayakista se fatigará y probablemente
resentirá algún músculo o tendón.

Para navegar mas a prisa (y ésta es la paradoja de
la velocidad), hay que insistir en el estilo.
Al mejorar éste, se perfeccionará el "swing" y
luego el ritmo.
Y éntonces el bote navegará velozmente.

Por tal motivo el entrenamiento es (debe ser),
anterior a la travesía.
Esta es muy motivante, pero lo que enseña de verdad
es el trabajo de remo, que es lo que perfeccionará el
estilo.
En travesía, por el contrario, el énfasis está
puesto en llegar a destino.

La velocidad en el kayak, como la felicidad en la
vida, no se consigue buscándola con afán, de manera
directa.
Llegará sola, cuando uno esté preparado.

(Curiosamente, pocas horas después, tendría una
sorpresiva corroboración de éstos razonamientos. )

Paramos en Playa Grande para hidratarnos y comer
algo.
Unos fueron a inspeccionar los restos de un
surgente de agua dulce (bastante comunes en la zona),
y otros departieron con el "último poblador" del
lugar, que se acercó al ver gente en la ribera.
Creo que fué alli donde Pepo y Pepe fotografiaron
los restos arqueológicos, de la bicicleta del hombre
de Tigre.

Luego proseguimos hacia el S, buscando el delta.
Yo, que llegué primero, titubeaba al no encontrar
la entrada del canal principal.
Pepe de Rosario, kayakista de exploración, lo
detectó sin problemas.
Al ingresar por el mismo, hicimos volar una bandada
de flamencos y luego a la izquierda, otro grupo mas
reducido.

-Observa ésos mas rosados -le dije a Pepe, que
abría la marcha.
-Sí, ¡que maravilla! -contestó mi amigo rosarino.
-Son flamencos juveniles, porque tienen otro color.
-Agregué con aire de conocedor.
-¡Que preciosura!
-¡No! -me rectifiqué emocionado- Son totalmente
diferentes.. . ¡SON ESPÁTULAS ROSADAS!

En mi calidad de aprendiz de ornitófilo, he
navegado en pos de éstas aves durante veinte años, en
aguas de Ansenuza.
Pero nunca, hasta ésa tarde, las había podido
observar.

Es curioso como uno se pasa la vida buscando cosas
en lugares donde no podrá encontrarlas; y un buen día,
sin ni siquiera darse cuenta... se topa de frente con
ellas.

Les mando un abrazo.
Eduardo Ibáñez