Buenas,
Sólo comentarle a Guillermo que no se hubiera perdido nada. Cuatro señores y un chaval, sin afeitar, oliendo a naturaleza y haciendo cabriolas para no caer al embarcar en la rampa del puerto delante de todo el pasaje del autobús de jubilados. Además hubiera pagado la primera ronda, los demás las restantes, y hubiéramos dado un espectáculo de los de recordar en el pleno del pueblo.
Intento ver las fotos, y me aparece la pantalla en negro. Mientras solvento el problema y aparece el reportaje de Spilber-Chente, llega el momento de los agradecimientos.
A Edu por organizar la logística, y lograr convencer a un pipiolo para que se levantara y emprendiera viaje antes de acostarse.
A Chente por atreverse a llevar una tienda con medio techo, y su curiosa chaqueta con los colores del arco iris. Supongo que regalo de alguna plataforma de apoyo a algún movimiento gai de dudosa reputación.
A nuestros guías locales Marco e Ismael, cuyo peculiar sentido de la orientación nos arrastró montaña arriba en busca de una marisma.
Estas excursiones mejoran año a año.
En esta ocasión aprendimos dos cosas importantes:
- Ni el amigo Orellana conseguiría remontar un río cuya anchura es inferior a la manga del barco.
- Si hay que desembarcar en una playa en la que una mitad está llena de arena y otra mitad está llena de rocas, es conveniente elegir la primera mitad.
Bueno señores, vamos pensando en la próxima escapadilla, y aumentamos el número con ese caballero que organiza varias por año y finalmente siempre se queda en tierra.
Saludos a todos, un placer conocer a Marco y volver a encontrarse con Ismael, y hasta la próxima.
Agur