Como en todas partes, había kayaks de todas las marcas y colores: ¡había hasta un Skua!

. Y el nivel, igual, de todas clases y colores, como en todas estas concentraciones. Pero eso sí, el guía de cada ruta señalaba el nivel requerido y solo debíamos inscribirnos en aquellas rutas en las que nosotros mismos no fuéramos un problema.
La diferencia está en los horarios de paleo: aunque con buen nivel y potencia podías navegar contra corriente hasta hartarte, para las rutas, el horario de la salida y el de la vuelta lo marcaba el de la marea, que se organizaban con las corrientes a favor, tanto para la ida como para la vuelta, con tiempos de espera intermedios para el cambio de marea. Era preciso preparar las rutas consultando las tablas de mareas y el atlas de corrientes.
Todo un arte.