Pero al leer la noticia flipo más todavía: se han desplazado a Burela la mitad del Ministerio de Fomento, la mitad de los miembros de la Xunta y también el delegado del gobierno. Es que no puedo con mi vida al leer ésto.
Estos "trabajadores" no creo que se desplacen en furgonetas ni que se lleven el tupper para comer, así que me temo que al enorme desembolso de la construcción del nuevo faro, habrá que añadir otras cifras de muchos ceros para poder mantener a los ¿muy necesarios? desplazamientos "a cuerpo de rey" de los cargos públicos que necesitan ser vistos y admirados por presentar un trabajo que no pasa de ser su obligación, la razón por la que están en sus puestos.
Estamos locos, ciegos o tontos al permitir semejante alarde de gasto público cuando hay familias pasando necesidades.
No critico la reconstrucción de este faro, pero sí el despilfarro vergonzoso que lo rodea.
Y esto es sólo el principio, porque como en Burela se come de maravilla, seguro que tendrán que volver muchas veces antes de que el faro de los setenta millones de pesetas luzca (nunca mejor dicho) sobre su peñasco burelés.