Lógicamente he aprovechado el viaje para pasar al Camping Troenzo, afortunadamente acompañado de Alberto, que se había acercado de Cantabria para navegar con nosotros. Mi idea era la de dejar los números actuales de asistencia, ver los espacios reservados por nosotros, hablar de los bungalows en construcción y buscar ofertas de gastronomía, por lo menos por la cena del sábado.
Conozco el Camping del año 2012, esta visita y la dedicación de la jefa me ha confirmado la decisión de volver por él. Si estamos acostumbrados a tener un Camping plano y siempre soleado, con una geometría regular, ese Camping rompe con todo eso.
Hay mucha intimidad con los campistas, protejidos del viento y de las miradas con arbustos y árboles. Está construido sobre una península de unos 150m de anchura habitables, inclinado y subiendo en terrazas desde la carretera (no frequentada) hacia el punto más alto. En el punto alto, equipado con dos conjuntos de mesa y bancos de madera, hay un mirador por los dos lados, a la playa de Barro y a la entrada de las playas de Troenzo y de Borrizo, donde embarcaremos andando a pie. Es justo ese mirador y las parcelas lindantes, el rincón reservado por nosotros.
Hay baños muy cerca de nuestras parcelas, las duchas están en el centro del camping. También cerca hay una bar chiringuito, abierto todo el día. La recepción y el restaurante están en la entrada al camping.
En la página web se puede ver el interior de los bungalows, les vimos bien cuidados. Dos bungalows nuevos están a punto de terminar, en total será poco antes de la quedada, y los interesados deberán llamar en persona para informarse y reservar.
Fernando ya ha propuesto traer un carrito, para poder ir caminando cómodamente unos 300m a la playa de Borrizo, donde la bajada a la playa es menos inclinada. Por los que no tienen carrito, se puede bajar justo a lado del camping a la de Troenzo por unas escaleras bien hechas.
El tema tan importante de la gastronomía buscamos aclarar. Hay una zona de parrilla abierta, con dos parrillas relativamente pequeñas, pero con poco espacio por estar en grupo grande. Si llueve, la cosa se trunca de todo, que tampoco tienen una sala de estar, tan grande para hospedar a todo un camping.
¡Pero pensemos positivamente!
Por ello llego a que el viernes mejor aprovechemos los bancos del mirador a lado de las furgos, como no sabemos cuando llegan los participantes, es más lógico traer cada uno algo y compartir. A ver sí nos vienen ideas de comidas preparadas a compartir. ¡Empieza la folixa! Organizaremos unas cajas de sidra enfriadas. Alberto ya me ha mostrado su maestría de escanciador, echando los siete culines de la botella, bien medidas y frescos por la distancia de caída... Claro, que tuvimos que degustar la sidra de casa..
Por los desayunos no habrá problema, se sirve en el chiringuito, se pide pan o se consume lo suyo.
La cena del sábado lo tenemos pendiente. En el restaurante del camping hay menús, pero más bien de comida rápida o de raciones. Hay una carta de tapas, dejamos el número de Alberto para elaborar una cena por todos a un precio fijo. Entonces: su oferta es una cena de picoteo a modo celta, ye decir a compartir. El precio sería 18E incluye sidra/vino/cerveza y postre. Estamos valorando la idea de bajar a Celorio, a unos 20min de paseo. Hacer un poco de hueco antes y facilitar la digestión después con la panza llena, siempre es buena cosa. Hay dos llagares/ sidrería en el mismo pueblo, vamos a concretar esa semana que hay y eso.
Lo concretaré y propongo por la cena, que se supone que todos participan en la cena de la noche central. Por ello no repetimos lista, él quien no quiere o no puede estar con la cena común, qué abra lista. Qué se apunten los que tienen otra cosa que hacer, sin mieu.
Tanto por hoy, menuda novela.