Bueno; qué decir: han sido 5 días magníficos.
Muchas gracias a todos por haberme tratado como a un colega de toda la vida, y por haberme descubierto esos rincones tan bonitos de vuestra tierra.
Muchas gracias, Pepe y Ana, por la paella de bogavante (¿se escribe así? Yo sólo se escribir "lagarto, cactus..."), entre otras muchas cosas.
Muchas gracias a los fotógrafos, especialmente al incansable Edu.
Pues sí, Jesús: otro echado a perder. Y eso es porque he descubierto que el Cantábrico es capaz de sacar lo mejor de mí (más concrétamente, la leche y las madalenas, y a chorro)...nunca me había mareado de esas maneras. Menos mal que los otros dos días que he paleado, ya sea por la biodramina o no, he podido disfrutar más.
He aprendido a palear (sí, Resti, ya sé que me cuesta, pero seguiré intentando mover el tronco), a ser rescatado, a vomitar a sotavento, a cargar el kayak en el coche, y a subírmelo al hombro. Aunque esto último no del todo bien, ya que el último día (que me recorrí la bahía de norte a sur), cogiéndolo, me dió una lumbalgia que, en un principio no parecía muy grave, pero que cuando llegué a casa se mostró en todo su esplendor y hoy no me ha dejado ir a trabajar. Vamos, que no puedo ni moverme. Así que creo que en estos 5 días puedo decir que me ha pasado de todo, je je
La lástima es que me pierdo lo de Yesa, por lo pronto.
Bueno, un saludo y hasta la próxima