Había que ir a Soria. Me hacía ilusión acudir a esta quedada para departir y compartir lo que rodea esta pasión que me ha atacado de un tiempo a esta parte. Se me hacía curiosa además la ampliación del marco del kayak de mar a las aguas de un pantano. También me apetecía saludar a Javier, al “gurú” que me puso definitivamente en esta senda sugiriéndome una muy recomendable “bigboy”. La cita se me hacía definitivamente ineludible cuando supe del lugar elegido; Vinuesa la Visontium celtíbera que descubrí –in illo tempore…- buscando un lugar para tratar el asma de un hijo que, curiosamente, actualmente es piragüista. Saber que además un colega del club (JaviO) también acudía al lugar que le vio crecer en aquellos veranos de recuerdo en blanco y negro, y que mi mujer también se animaba a venir y remar con su barco de aguas bravas, pues eso, ¡había que acudir a la quedada!
Me sumo a todos los elogios vertidos. Incluso la presencia de Eolo aportó su aquel haciendo que nos esforzáramos en aquellas olas que nunca hubiera pensado que se producían en un pantano. Gracias, pues, a todos los que habéis tenido que ver con la cita, con su concepción y desarrollo. Seguro que tendré ocasión de volver a saludaros. Hasta entonces.