En primer lugar dar la enhorabuena a Xabier porque además de su gran dominio de la técnica del kayak y de su envidiable condición física (nos dejó agotados) sabe enseñar. Fué capaz de darnos un curso intensivo a gente con niveles muy distintos, desde novatos como yo hasta expertos kayakistas, y estoy convencido de que todos aprendimos cosas muy prácticas.
Tambien quiero remarcar la enorme importancia de realizar prácticas de este tipo. Pongo un ejemplo que quizá debiera ir en el apartado de seguridad, pero queda aquí:
Yo como no había salido al mar, solo había paleado por la ría, nunca me había puesto el cubrebañera hasta ayer en las prácticas. Pues bien, en el primer vuelco que tube, por supuesto involuntario, ni siquiera pensé que tenía que tirar del asa para soltar el cubre. Os aseguro que es la primera vez en mi vida que tengo la sensación de pánico, que soy incapaz de pensar en una situación apurada, solo intentaba alcanzar la superficie con la cabeza para poder respirar, cuando aparecieron Marco y Tremolino para ponerme derecho de nuevo. Tomé aire durante uno o dos minutos y siguiendo el acertado consejo de los dos probé a soltar el cubre en superficie, que con el mío si no es con un tirón seco no se suelta, y volví a volcar intencionadamente esta vez sin problemas. ¿Que hubiera ocurrido si me pongo el cubre uno de tantos días que salgo solo por la ría y vuelco probando hasta donde inclina mi kayak?, prefiero no saberlo.
Aviso para navegantes, sobre todo novatos: hasta en las situaciones más tontas puede haber riesgo. Nunca pensé que una cosa así me pudiera pasar a mi.
Espero que estas prácticas se repitan por lo menos una vez al año, y gracias a la estupenda gente de AKDMA.