Yo lo dejé hace cinco o seis años. Tenía que haber sido antes. En mis aventuras no paraba para beber o comer, sino para fumar. Desde que lo dejé, no he vuelto a fumar ni un solo cigarro, exceptuando en sueños. Animo a todos. Podéis cambiar un cigarro por un paseo, por un beso fresco, por una siesta en el campo, por un baño en el río, por un suspiro, por una rosa, por un amanecer, por un vivac en la playa, por un libro, por una bici, por un kayak, por unas botas de montaña, por...