¡Efectivamente! El mareo, es una disfunción temporal del cerebro, provocada por numerosas circunstancias y generalmente por la hipoxia (cantidad insuficiente de oxigeno).

Esta hipoxia momentánea, podemos sufrirla fácilmente, cuando nos levantamos bruscamente del sillón de nuestra casa (en donde estamos en fase de reposo) y previamente no hemos cogido suficiente oxígeno para llevar a cabo este esfuerzo. También cuando sometemos a nuestro cuerpo a esfuerzos extenuantes o a los que no estamos acostumbrados.

En los deportes que requieren movimientos rápidos y explosivos, deberemos de hiperventilar o adaptar la oxigenación de nuestra sangre y el calentamiento previo, del grupo muscular que vamos a utilizar. De no ser así, nos marearemos y agotaremos antes de la cuenta.
Por lo tanto, los mareos pueden ser producidos por numerosas causas y casi todas,
por no adaptar gradualmente tu cuerpo o tu cerebro a una nueva situación. Estas pueden ser, ejercicios bruscos y espontáneos (ya comentados), cambios de iluminación, cambios bruscos de altura (tanto de subida como de bajada), olores intensos (generalmente se debe a gases que desplazan el oxígeno, disminuyendo la cantidad normal, que es en torno al 21%, a la altura del nivel del mar) o desagradables (por los cuales inspiramos menos de la cuenta, hecho que nos causa el mareo), posiciones o posturas antinaturales, indigestión (cortes de digestión), cambios bruscos de temperatura (hipotermias e hipertermias) y por supuesto de origen neurótico (hay personas predispuestas al mareo, sin explicación convincente). Pero como norma general, para combatir el mareo, evitaremos todo lo anterior o lo afrontaremos gradualmente.
Como dato anecdótico, existe también “el mareo de tierra”, que es producido a los navegantes, que habiendo estado embarcados varios días o semanas, su cerebro se ha acostumbrado a combatir los continuos desequilibrios, generados en una embarcación sometida a los movimientos propios del oleaje y de la navegación. Cuando estos navegantes llegan a tierra y dan los primeros pasos, han de agarrarse a algo, respirar hondo y esperar que se les pase un profundo mareo que sobreviene de golpe y sin hacer ningún movimiento brusco, anteriormente comentado (que el cerebro vuelva a acostumbrarse a esta nueva situación, de un suelo firme y sin movimientos). Esto es raro que se de en el uso del Kayak, debido al corto espacio de tiempo en el que estamos embarcados en ellos, aunque no imposible.
La experiencia de Camperkayak, se pudo producir, precisamente por la falta de viento fresco, exceso de ropa, luz solar intensa, o todas juntas. O que ese día “no tenía el cuerpo para jotas” (je, je). A todos nos puede pasar, aunque seamos expertos navegantes. Bacuson, cuando veas que te sobreviene el mareo, evita fijar la vista en algo a corta distancia (los aparejos de pesca, por ejemplo) y como te dije, fija tu mirada en la lejanía o el horizonte y respira hondo hasta que se te pase. ¡No falla!
¡Lo dicho! ¡Te deseo buenas experiencias, grumete!