Edu. ¡Si es que estamos de acuerdo! El Seayak, fue un buen y afortunado diseño en su día (hace casi diez años). Aunque hoy sigue siendo un kayak muy marinero y duro, donde los haya. Yo opté por el, por una necesidad que espero que cuando vengas por estas tierras, comprendas por ti mismo (mas abajo te hago una descripción). A lo largo de estos años, los diseños han evolucionado muchísimo, quedando bastante estancados los plásticos, por los motivos que expliqué anteriormente. En algunas marcas, como Fun run, aun se nota mas esta evolución, pues también hay que decir, que no todos los kayaks de fibra, son tan buenos, ni los de plástico tan malos (depende del diseño fundamentalmente). Hace unos diez años, que hice los cursos de piragüismo y estuve federado en un club, por lo que pude probar muchos tipos de kayak (marcas, modelos y materiales). Algunas marcas, aun siendo de prestigio (no las menciono, para no crear asperezas), no convencían nada de nada. Finalmente y después de descartar la fibra, la decisión de compra, quedó entre el Dagger Exodus y el Prijon Seayak, como los mas marineros (de su época) y ajustados a las necesidades de la costa, en donde iban a desarrollar el 90% de sus salidas. (Tenían que ser plásticos).

Te relato como es la costa desde Adra, hasta Albuñol (zona en la que vivo) y que si no quiero depender exclusivamente del coche, “o te adaptas o mueres”. Hace doce años, vine desde Almería capital (de donde realmente soy), a trabajar como bombero a esta zona. Lo primero que me llamó la atención, fueron sus playas y sus calas. Después de conocerlas mejor, nada era lo que parecía, pero finalmente te tienes que acostumbrar. La arena de las playas que rodean el pueblo, es toda artificial y después de cada temporal de poniente, hay que regenerarlas a base de camiones y camiones de arena. Desde el casco urbano de Adra, hasta las playas de Albuñol, hay unos quince kilómetros de acantilados y calas, en las que la arena es casi inexistente.

Además, se trata de playas sin plataforma. Aun en las playas de arena regenerada, cuando embarcas y desembarcas, estando perpendicular a la línea de costa, ya sea con la proa varada (en los desembarques) o con la popa (en los embarques), a la altura de la bañera tienes entre uno y dos metros de profundidad. Esta característica, es la misma en las calas de piedras y rocas, que es donde he residido, en la barriada de Guainos, a ocho kilómetros del pueblo de Adra (o sea, en medio de todos estos acantilados). Bajaba de mi casa con el kayak a cuestas, sin necesidad de coger el coche, a diario, a excepción de los días de temporal de poniente (si se mantiene la secuencia normal, unos ocho días de media al mes), Con esto que te comento, te puedes hacer una idea de las características de mis actividades kayakistas (al menos, la odisea de la entrada y salida del agua). A menos que el oleaje sea débil e inexistente, que podrás desembarcar paralelo a la costa y echar el pie al agua, cuando hay olas (a partir de medio metro en adelante), esto se hace imposible, sin llevarte un buen revolcón. A partir de ahí (de olas de medio metro en adelante), te invito a que me hagas una exhibición de cómo lo haces con un kayak de fibra sin “cascarlo”. Te recuerdo que aquí no hay arena, solo rocas y piedras sueltas, estas últimas, de un tamaño medio de un “plato sopero” (esquistos o pizarras).
Cuando la previsión meteorológica da “poniente”, suelo tener el “plan B”, que es dirigirme hacia Adra y desembarcar en el puerto, donde a consecuencia de su mal diseño, se colmata de arena en su interior (haciendo necesario su dragado cada cierto tiempo) y que crea playas interiores en el interior de estas instalaciones. El problema, es que como he citado ya aquí, en esta zona el temporal de poniente, se mete en diez minutos y a veces, es mayor que lo que han dado en la previsión y llegar a puerto, te puede llevar toda una jornada, capeando el oleaje. Lo que después de llevar unas cuantas horas en el agua, acabas “pasando” de este “plan B” y te quedas con el “Plan A”, que es desembarcar en la puerta de tu casa, de donde saliste.

Si las olas son de un metro, pues desembarcas normalmente, dando el típico “panzazo” con el Seayak en las rocas y piedras. Con uno de fibra no lo recomiendo, pues hasta con el de plástico “te asusta”, y acabas revisando el casco, por si hay algo mas que arañazos. Si las olas son de mas de un metro (hasta de tres, las he tenido), el desembarque es aun menos ortodoxo. Antes de llegar a las rompientes, me tiro al agua, unido al kayak por el cabo de rescate. Para esto, tienes que tener un buen estilo de natación. A veces llevo las aletas, para ganar la costa antes que el kayak. Una vez en tierra, voy tirando del cabo, hasta recuperar la embarcación, que tampoco se libra del revolcón con las rocas. Los primeros seis años ha sido así. Ahora, después de casarme, vivo en el mismo Adra, con lo que “por narices” tengo que usar el coche, para llegar a la playa.
Normalmente, para el que viva en zonas de rocas, no sea cuidadoso o sea nuevo en esto, recomiendo siempre el plástico. Una vez que lo tengan mas claro y tengan técnica, si quieren y pueden, cambiarán o no. No tiene por que ser tampoco una evolución, pues algunos plásticos, como bien dices, pueden darte las satisfacciones que necesitas.
Un saludo a todos.
