
Foto de Jordi Curià
4ª edición de la quedada más radical y extrema del año, la Invernal de la Llosa del Cavall, que este año ya ha congrgado a 21 palistas procedentes de la geografía catalana, aragonesa y andorrana.
El tiempo no acompañó demasiado, primero porque los días precedentes no había nevado en la zona ni en la Serra de Port del Comte, segundo porque la temperatura no era lo suficientemente baja (comenzamos la jornada entre 2 y 3 grados bajo cero) como para congelar el agua del pantano, y tercero porque el viento deshizo enseguida la escarcha y nos hizo sufrir de lo lindo con sus fortísimas ráfagas, sobre todo en la desolada e inóspita cola de la Rasa de Vilamala.
Pero en medio de un formidable ambiente kayakero pudimos disfrutar todos de los maravillosos y espectaculares paisajes del Solsonès que transportaban a cualquiera de nosotros, sin querer y sin pretenderlo, a latidudes bastante más cercanas al Polo, entre charlas, entre palada y palada, remontando como novedad la pequeña cola del Cardener, la clásica y espectacular cola de Aigua de Valls, con el almuerzo al abrigo esta vez de la Mola de Lord, y las inquietantes visitas por la tarde a las Rasas de Torroella y de Vilamala.
El regreso, tortuoso por las fuertes ráfagas de viento, nos llevó sin descanso hasta el embarcadero del puente, para recoger rápidamente todos los equipos a +2ºC e ir a tomar algo calentito y reconfortante al bar de Sant Llorenç de Morunys.
La 4ª invernal fue la menos fría de todas... pero la más ventosa. El inquietante estruendo del aire en el bosque, el empuje que hacía sobre el agua y sobre nosotros mismos y los remolinos que encontramos al doblar varias prominencias rocosas perdurará en nuestra memoria.

Los asistentes. Foto de Albert Jiménez.
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