Sí ... menuda broma.
NOTA. No tengo vídeo alguno y apenas 4 o 5 fotos, la culpa la tuvo el frío extremo que no me dejó hacer nada.
Hola, el pasado domingo, de nuevo le dimos la vuelta al Mar Menor.
Para mí ha sido la travesía más dura en la que jamás he participado. El Mar Menor nos enseñó una de sus caras más feas, frío intenso, agua helada, viento moderado ( de ese que te corta la cara ), acompañado de una fina lluvia helada, el cielo en toda la jornada cubierto y con pequeñas lloviznas.
Yo sabía que la previsión para el domingo no iba a ser de un día espléndido de sol, pero lo que no me esperaba ni mucho menos, era el día que nos hizo.
Como siempre me llevé una licra de manga larga, un cortavientos, un pantalón corto de licra y los escarpines ( nunca he necesitado más en estas fechas ).
Mi hermano Quique también llevaba la misma indumentaria que yo y los dos lo pasamos igual de mal.
El resultado de este error fue el llevar desde casi el principio las manos heladas, los músculos entumecidos, una constante sensación de frío intenso que no nos dejaba desarrolar un buen paleo y mantener constantemente el mismo tema de conversación, ¡¡ que frío Quique !!.
Mi hermano y yo decidimos adelantar un poco nuestra hora de quedada con el resto del grupo y a algo más de las 6:30h de la mañana, ya nos encontrábamos en las inmediaciones de la Escuela de Piraguismo de San Javier.
Nos sorprendió que bastantes de los palistas participantes ya se encontraran allí, esto significaba claramente que había ganas de afrontar este nuevo reto.
Poco a poco nos preparamos para la salida y mientras, terminaron de llegar los demás.














Yo sabía que el nivel de este año era fuerte, porque los participantes también lo eran ...
Boira ( Lucía, derroche de cualidades, incansable tragamillas, actualmente compitiendo ).
Reyes ( derroche de cualidades, incansable tragamillas, actualmente compitiendo ).
Edu ( Edu, gran palista experimentado, monitor en la escuela deportiva, fuerza, gran potencia ).
Rafanook ( Rafa, gran palista experimentado en condiciones adversas y en largas distancias ).
Licántropo ( Pablo, gran palista experimentado, actualmente compite en duras pruebas de resistencia ).
Artamus ( Juan Mora, mucha fuerza, mucho fondo, gran palista experimentado, actualmente compitiendo ).
Paco el Médico ( Paco, derroche de cualidades, fuerza, potencia, velocidad, actualmente compitiendo ).
Cándido ( gran palista experimentado con un fondo impresionante ).
Vicente ( incansable y gran palista experimentado, especialista en aplicar duros ritmos de paleo ).
Raúl Epic ( Raúl, gran palista y deportista, especializado en deportes de alta montaña, profesor de educación física ).
Quique y PacoSkua ( somo lo que somos, visitador médico y auxiliar administrativo, lo que sí que nos ha quedado claro es que no valemos para el frío ).
La temperatura a la hora de la salida era fría, pero en la anterior edición también lo fue y a los 10 minutos se nos pasó y pasamos el día con una sensación muy agradable.
Pero nada más lejos de la realidad, el día era frío, muy frío, el cielo muy cubierto con pequeñas lloviznas, ¡¡ uffff !!, ¡¡ que poco valgo en estas condiciones !!.
A pie de playa debatimos sobre que dirección sería la mejor para comenzar y tras arduas deliberaciones ( salimos pallá o pacá, pallá, pos venga ), decidimos salir hacia la izquierda.
El ritmo desde el principio era fuerte, pero con el catakayak no nos costó mantenerlo y poco a poco, fueron pasando los pueblos y los kilómetros.
Santiago de La Ribera, La Ciudad del Aire, Lo Pagán, Villananitos, el Primer Molino, el Segundo Molino, las Encañizadas del Mar Menor, la Veneciola y en muy poco nos enfrentábamos a los 21 kilómetros de la Manga del Mar Menor.
En este punto el viento era moderado y me comentó el amigo Juan Mora, que cabía la posibilidad de que si desplegaba la vela, podría aprovechar que nos venía de popa.
Era la primera vez que iba a desplegar la vela y no sabía exactamente como iba a ser su comportamiento. Así lo hicimos, la solté, mi hermano encajó uno de los lados de la botavara y la vela se desplegó. Pronto cazamos el viento y el catakayak navagaba por primera vez a vela, je, je, ¡¡ que gozada !!.
Juan también desplegó su vela y pudimos comprobar su efectividad, porque a nosotros nos adelantó como una flecha gracias a su empuje.
También es verdad que el catakayakak necesita algo más de viento y aunque de vez en cuanto entraba alguna pequeña racha, se notaba que le faltaba.
Decidimos amarrar los cabos de la vela y palear a la vez que aprovechábamos el viento, pero enseguida nos dimos cuenta de que paleábamos más rápido que la vela tiraba y la recogimos por la falta de viento.
Poco a poco fueron pasando las islas, la Isla Perdiguera, la Isla del Varón, la Redonda, la Isla del Ciervo y llegamos a las inmediaciones del que era el Centro Deportivo del amigo Joaquín.

Llevábamos recorridos 28 kilómetros, el viento era flojo pero extremadamente frío, estábamos helados, mojados, encojidos, buscamos refugio en algún lugar y tuvimos la fortuna de que en un conocido bar de la zona, las puertas del jardín que dan al mar, estaban abiertas y allí nos metimos para almorzar.
Incluso allí metidos teníamos mucho frío, porque al viento entraba por todos lados y no nos daba tregua. Gracias a las bromas de unos y otros, pudimos reirnos que no es lo mismo que entrar en calor, pero por lo menos anima.



Tras el almuerzo, nuestros cuerpos estaban helados y coincidimos que se estaba mejor dentro de los kayaks que fuera.
Partimos en dirección al Mar de Cristal, pero las condiciones se recrudecieron y le comenté a mi hermano que debíamos cruzar desde allí hasta Santiago de la Ribera ( cuando no se puede, no se puede y estábamos muy cansados por culpa del intenso frío ).
Así lo hicimos y poco a poco, nos fuimos separando del resto del grupo para trazar una línea recta hasta nuestro punto de salida y llegada.
De repente y como si de una flecha se tratase apareció Paco el Médico, se había cruzado desde Los Urrutias hasta nosotros, para saber si estábamos bien y ya le contamos nuestras intenciones de no poder completar toda la vuelta completa al Mar Menor.
Tras darle las oportunas explicaciones, salió disparado como si hubiese comenzado a palear en ese mismo momento, ¡¡ que tío !!, ¡¡ cómo le pega al kayak !!.
Nosotros todavía teníamos por delante 17 kilómetros y las referencias en el mar ya sabemos lo engañosas que son.

Paleábamos y paleábamos, pero parecía que no nos movíamos. Fijábamos puntos en el horizonte, para comprobar como poco a poco se fuesen agrandando, pero nada …, tampoco nos quedaba otra que palear y palear.
De repente nos entró la desesperación y nos dio la risa tonta, no podíamos para de reirnos, si …, esa risa que te da antes de tirar la toalla, acompañada con preguntas tipo, ¿ pero que coño haremos aquí en medio ? ¿ con lo que nos queda todavía ?, Paco … yo no puedo dar ni una palada más, Quique … como te crees que voy yo, ¡¡ voy muertooooo !!
Así, a trancas y barrancas, conseguimos llegar a la Isla Perdiguera, parecía que no íbamos a llegar nunca y allí hicimos un pequeño descanso ( sin apenas bajarnos de los kayaks a causa del intenso frío ).
Tras la pequeña parada reanudamos la marcha con un paleo más alegre gracias al descanso, pero a la media hora comenzaron de nuevo los problemas y nuestras fuerzas se iban quedando cada vez más flojas.
No podíamos parar, porque el viento nos hacía volver sobre nuestros pasos y con los brazos entumecidos, estuvimos navegando turnándonos en el paleo y gracias a ello, no perdimos velocidad y pudimos ver que íbamos al mismo ritmo que los demás.
Por detrás nuestro iban Licántropo con Raúl y a nuestra derecha Rafanook, los demás iban todos por delante y las chicas las que más, porque navegaban en un surfsky doble y se puede decir que se iban paseando en todo momento ¡¡ que tías !!.
Lo que parecía imposible se estaba haciendo realidad y nos acercábamos a la Academia General del Aire, una base militar que se encuentra entre Los Narejos y Santiago de La Ribera, a unos 3 kilómetros de la llegada.
El viento en contra era más frío, acompañado de una suave lluvia que te mojaba hasta los huesos, pero la cercanía de la llegada nos animó bastante y sacando fuerzas de donde no las había, paleamos con algo más de alegría y tras pasar por debajo de un par de puentes, llegamos a la Escuela de Piraguismo de San Javier.
Cuando nos bajamos de los kayaks, lo que más teníamos era un frío intenso que no nos dejaba hacer nada.
Lo primero que hicimos mi Quique y yo fue meternos en la furgo y ponernos secos, tras hacer eso la cosa cambió un poco, nuestras manos estaban mejor y podíamos incluso soltar los cabos del catakayak.
Poco a poco recojimos y nos reunimos todos en una confitería cercana, para tomar algo caliente y comentar lo mejor de la jornada.
Tras apretones de manos y besos a las chicas nos fuimos a casa, cansados …, rotos …, arrastraos …, pero más contentos que unas pascuas por haberlo " casi " conseguido.
Siento no tener ni un pequeño videoclip, pero es que no podía grabar, ni fotografiar, lo único que hice en todo el día es temblequear del frío que tenía.
Me gustaría agradecer a los palistas su participación y su valentía mostrada en todo momento, ¡¡ sóis de otra pasta !!.
Hoy estoy genial y ayer también lo estaba tras la travesía, en realidad no estaba cansado en ningún momento, todo lo que tenía era un frío intenso que no me dejaba hacer nada.
Ahora se hasta que punto lo que el frío te puede llegar a afectar.
Feliz año a todos, un saludo.