MEDUSAS, PECES VOLADORES Y SIRENAS.Jamás en nuestras vidas, ninguno de los seis habíamos visto auténticas bandadas de peces voladores. Esperaban hasta el último minuto para saltar del agua justo debajo de nuestros cascos, y emprender el vuelo. Como navegábamos en paralelo, en ocasiones los peces que el más adelantado levantaba, apunto estaban de impactar contra los otros compañeros, como ocurrió con Mario, que ajeno al escuadrón que se le venía encima, disfrutaba de las sensaciones del Nordkapp Iv de Yago.
De esta forma completamos un recorrido de 32 kilómetros, según nos dijo Mular al tocar tierra en El Playazo, en un día perfecto en el que disfrutamos - con las playas ya casi desiertas - de buena compañía, cascadas, calas de aguas transparentes y alguna que otra cueva. Por supuesto, a la vuelta, emulando a los Piratas de Almería, las cervezas de rigor. No vamos a ser menos…

Y creedme: las sirenas existen. Habitan en calas solitarias y dejan misteriosas señales a los navegantes; pequeños monolitos hechos con piedras suaves y redondas que atraen nuestras miradas, mientras ellas, ajenas a todo, los construyen. Nosotros vimos una, y, os lo aseguro: solo la determinación del grupo, el liderazgo múltiple, el tesón, el impulso de terminar la travesía… evitó que pidiéramos una pizza, y quedáramos atrapados allí, para siempre.
Que se repita.
Ahí van algunas fotos.