Pues no tocó. Hubiera estado bien, pero estaba muy difícil. Al poco de la comida, Emilio me dijo que el número que repartimos, es el número que su mujer compra todos años, y que el año pasado ya les tocó algo, de modo que era complicado...
Bueno, el año que viene, que compre el décimo la mujer de Emilo...

Entretanto, desearos que se cumplan vuestros deseos, incluido ese cruce del estrecho que tanto se está resistiendo, y que tengamos la ocasión de volver a reunirnos dentro de una bañera (no me mal interpretéis, me refiero a un kayak) a disfrutar del mar, que tanto nos une.
Un abrazo a todos