Nunca lo hice, pero si que lo he visto. Un compañero de fatigas, pequeñajo el, lastraba la proa con bolsas de arena los días de cierto viento. No se complicaba la vida, arena de playa en un par de bolsas de plástico de las de supermercado. En una ocasión, a falta de bolsas metió ¡¡piedras!! en el tambucho. Su teoría es que el kayak orzaba menos al subir la línea de flotación y bajar, por lo tanto, la obra muerta expuesta al viento. Nunca me convenció mucho el tema, más que nada por el peso extra que metía en el barco. Y como muy bien se apuntó en un post anterior, habría que ver lo que pasaría en caso de vuelco.