Las primeras sensaciones no eran ni buenas, ni malas, simplente “ no eran “, porque todavía estaba terminando de rezar el Ave María y me quedaba el Credo a la vez que buscaba con la mirada a Alfonso, que andaba literalmente volando …

Poco a poco me fui acomodando al kayak y me dí cuenta de cosas como que:
los giros son muy rápidos y apenas un golpe de palada te hace girar 180º
inclinando el cuerpo hacia delante y atrás se pueden cruzar las olas fácilmente
es una forma muy buena de precticar apoyos por ambos lados, algo que puede servir de mucho para los kayaks de mar
Cuando me habitué a estar en medio del oleaje, me dí la vuelta para coger una ola, paleé fuerte y en unos segundos iba a una velocidad endiablada, ja, ja, ¡¡ que flipadaaaaaaaaa !!, estaba surfeando una ola que no se avababa nunca y encima el kayak no se cruza si tú no quieres.

