Hola, mensaje de Marco en nuestro foro ...
Paco, lo has contado, como siempre, de cine. Tu archivo documental creo que supera ya al No-Do. Gracias como siempre por todas las molestias que te tomas.
La situación que se nos presentó fue tan urgente que todos salimos disparados sin cruzarnos ni dos palabras. En un lugar de los acantilados había una familia ahogándose y lo único que flotaba por allí cerca lo llevábamos nosotros debajo del culo, así que a apretarlo e ir a por todas. Aquí me tengo que acordar de Emilio que, media hora antes iba acojonado por su propia seguridad y encuanto oye la voz de auxilio sale disparado sin pensar en otra cosa que ayudar a quien haga falta. ¡olé, olé, tus guev....Emilio!
Bien vale todo el tiempo dedicado a aprender apoyos, paladas atrás.....si finalmente ocurre lo que nos sucedió el domingo a los cinco kayakistas que nos juntamos para pasar un fin de semana. Uno, Vicente, muy experimentado, y los otros cuatro a medio cocer como quien dice.
Gracias a que Emilio lo iba pasando mal por el fuerte viento y oleaje con que se presentó el domingo por la mañana, decidimos partir en dos el camino de vuelta desde cala Salitrona haciendo un descanso en cala Aguilar.
Aparece entonces un chaval con una barca de tres metros escasos con motor fuera borda. La barca iba rebosante de agua y el chico, muy agobiado le pidió a Emilio ayuda para achicar el agua. Cuando comprobó que el motor no funcionaba le cambió la expresión de la cara y entonces nos pidió, de forma angustiosa, ayuda para rescatar a una familia que se ahogaba. Solo atinó a indicarnos que se encontraban en dirección al Portús. Nos tomamos solo el tiempo de quitar de la cubierta de los kayaks todo lo que pudiera estorbar (cañas de pescar...je,je..) y salir disparados en aquella dirección. Encuanto salimos de la protección de la cala Aguilar notamos de nuevo la fuerza del levantazo que había, pero la cabeza ya iba en otras preocupaciones: LLEGAR A TIEMPO.
Enseguida divisamos el panorama. (Aquí cada uno cuenta la historia según lo que se fue encontrando según llegábamos) Por mi parte yo no ví a ninguna de las niñas mayores, probablemente debido a la agitación del mar que hacia aparecer y desaparecer las cabezas de aquellas personas en medio de un horizonte tan grande. Las cabezas de los padres oscilaban alrededor del niño de 16 meses (el único que afortunadamente llevaba chaleco salvavidas de un vistoso color naranja). Al vernos llegar recuperaron vitalidad y comenzaron a gritar ¡socorrooooo, el niño, por favor....salvarnos al niño!!!!. La madre estaba presa de un auténtico estado de enajenación; no veía a sus hijas y además estaba presenciando como a su marido el crío se le escapaba de las manos. El pobre hombre hacía un esfuerzo sobrehumano por mantener a su hijo por encima del nivel del mar para que no tragase agua a costa de sumergirse él mismo a cada golpe de mar.
Nuestra llegada fue como un resorte para ellos. El padre se me agarró al borde de la bañera a la vez que me lanzaba al crio sobre el cubre. (Amigos, bendita la concentracion de kayak del Mar Menor donde tanto practicamos los apoyos). No me volqué de milagro porque la fuerza con la que tiró de mí fué impresionante. A gritos lo convencí para que se colocara en la proa del kayak y allí se sujetaron el padre y la madre Y el niño sobre el tambucho delantero controlado por su padre. Yo intentaba con todas mis fuerzas palear hacia atrás a fín de separarnos de los acantilados que estaban peligrosamente cerca, pero no pude retirarme ni un solo centímetro. El efecto ancla que hacen dos cuerpos mas el oleaje y viento me tenía clavado en el sitio.
El tiempo pasaba y aquello no cambiaba de panorama. Paco, Jose Francisco y Vicente estaban rescatando a las niñas. Emilio se me acercó para que el padre se pasara a su kayak y liberarme de peso, pero el hombre estaba exhausto y se negaba a dar las dos brazadas que lo separaban del otro kayak. La situación se ponia jodida porque al hombre se le empezada a descolgar el antebrazo que tenía apoyado en mi proa de puro agotamiento. En estas, Vicente se puso en paralelo a mí e hicimos un bloque con las dos piraguas sujetándonos con los remos. Daba miedo ver los bandazos que daban un kayak contra el otro con aquella gente en el agua. En una de ellas las bañeras de las dos Seayak chocaron entre sí estando la cabeza de la mujer en medio, afortunadamente un poco hacia la proa, donde se empieza a afilar el barco, de tal forma que su cara se quedó ajustada entre las dos cubiertas pero sin sufrir daño. Todo te viene muy rápido a la memoria, recordé un video de rescate donde explicaban como se izaba a un naufrago entre los piraguas amarradas, siempre por la parte exterior, y ahí entendí porqué. Es muy fácil aplastar una cara y dejar a alguien inconsciente a merced del mar.
Ya puestos en paralelo ganamos mucha estabilidad y así pudimos subir al crío. Cuando se lo íbamos a pasar a Paco, que era el que más estabilidad ofrecía con sus dos patitos, apareció la barca con el motor ya reparado. Embarcamos a los padres y al niño. De las niñas ya se habían hecho cargo Paco, Jose Fco y Emilio.
Ya en la playa, la madre seguía con su ataque de histeria y el padre, lejos de festejar el feliz desenlace, se veía taciturno y hundido, probablemente con un profundo arrepentimiento de haber puesto en riesgo a toda su familia. Los niños se encontaban bién de salud y un tanto estuporosos, sobretodo el pequeñín que tardó mucho tiempo en romper a llorar.
Una gran zodiac repleta de buceadores fue la mejor garantia de devolverlos sanos desde cala Aguilar al Portús.
Un final muy satisfactorio y que supuso unas de las mejores cervezas con las que hemos brindado en toda nuestra vida. Por lo hecho. Porque sabes que cuentas con amigos arrojados que siempre estarán ahí. Porque sabes que solo fue casualidad que fueramos nosotros los que estábamos allí, cualquier kayakero habría adoptado la misma iniciativa y por tanto te hace sentirte orgulloso de todos vosotros que practicais esta forma de pasar parte de la vida.
¡Viva el kayak libre! (aunque también se use para pescar).
Saludos
P.D. Paco, a ver si me puedes quitar algo de barriga en las fotos.